Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Sábado 25 de marzo del 2006

(Recuerdos de viaje)

SUCRE LA SEÑORIAL

Por Hernán Maldonado

Recuerdos de viaje
La Paz y la cultura del bloqueo
Copacabana: Abundante cosecha
Una joyita llamada Potosi
Uyuni y su mar de sal
Sucre la señorial
Cochamba, tierra que nadie iguala
Evo "globeado" en Oruro
Los Yungas de los cocales
Tarija, la Capital de la Sonrisa
Llegué contento a la capital de la república. Talvez porque era un mediodía primoroso o porque hice el recorrido desde Potosi en poco más de dos horas en un taxi de la línea Presidente que me costó sólo 12 dólares. Un gran privilegio. Dos días antes fui "castigado" en el autobús de regreso de Uyuni a Potosi. Y es que no pude creer que se permitiera viajar a una mujer y sus dos hijos menores ocupando dos asientos. Peor, el menor cargaba su perro, al que se le ocurrió vomitar justamente cuando me aprestaba a tomar mi "lunch" consistente en una bolsa de habas cocidas, queso y un choclo.

Me impresionó cómo los sucrenses cuidan sus espacios públicos. La plaza principal es de una belleza singular por sus jardines y cedros. La alameda frente a la Corte Suprema de Justicia es simplemente portentosa y las mini-réplicas del Arco del Triunfo y la Torre Eiffel hablan de tiempos en que el afrancesamiento dominaba la ciudad.

La mayor parte de los museos está en restauración, con aporte del gobierno español. Legiones de estudiantes, en overoles azules, amarillos o rojos, según se trate de pintores, albañiles, plomeros o electricistas, bullen instruyéndose en lo que era el hospital Santa Bárbara o trabajando con ahinco en el Castillo de la Glorieta, la Catedral, la Casa de la Libertad y otros sitios históricos.

El imponente edificio colonial de la Facultad de Derecho es una muestra del magnífico patrimonio de la Universidad Real y Pontificia de San Francisco Xavier. Muchos de los museos están instalados en inmuebles coloniales o republicanos de su propiedad.

En la Casa de la Libertad la mayoria de los presidentes de Bolivia tiene su retrato pintado. Está ya hasta Carlos D. Mesa. El de Mamerto Urriolagoitia sobresale de todos los demás por su gran tamaño y por ocupar un lugar especial. ¿Será porque era chuquisaqueño?, pregunto. "No le sabría decir", me dice el guía.

Desde La Recoleta uno tiene una hermosa vista de la capital, pero nada comparable a la historia que encierran los muros del convento donde está ese cedro de 1.000 años. Ocho hombres agarrados de las manos darian vuelta a su circunferencia. En un pasaje superior está el sitio donde fue asesinado en 1828 el presidente Pedro Blanco, que no duró ni una semana en el poder.

Pero buena parte de la historia de Bolivia está enterrada en el cementerio sucrense. Mi guía es un pequeño al que un auto lo dejó cojo. Me lleva por los mausoleos y tumbas de los famosos con síntesis de sus vidas y hasta la causa de sus muertes.

"Aquí está enterrado Mamerto Urriolagoitia, a quien llamaban "El Chivo". Se lo recuerda porque fue el primer presidente en ordenar un bombardeo a los mineros", dice. Me prometo releer esa parte de nuestra historia. Quise conocer la casa en que vivió. A los que pregunté me hicieron deambular medio Sucre. Finalmente alguien me dijo que ahora ese inmueble, que yo creí que era un museo, está ocupado por la Universidad Latinoamericana. Otros recuerdan a "El Chivo" en sus últimos años paseándose altivo en la plaza principal acompañado de un imponente perro.

La iglesia de San Francisco, donde tañó por primera vez la campana de la libertad, también en restauración; ese incipiente museo militar y las huellas de los dinosaurios, son impresionantes. El museo con algunos de los muebles de los Argandoña-Urioste y la vieja y hermosa estación del extinto ferrocarril hablan con su silencio de la Sucre señorial.

A pesar de todo, "mejorar los servicios en Sucre es una tarea pendiente", escribió esta semana en el Correo del Sur, Ninet Santos Daroca. Me sumo entusiasta a su idea ya que al regresar pasé un mal rato porque una agencia de viajes instalada en la plaza principal me cargó a mi tarjeta de crédito 4.010 dólares por unos pasajes aéreos a Tarija, cuando sólo eran 401 dólares. Se arregló el entuerto, pero ésta es otra razón para no olvidar a Sucre.

(Mañana: Cochabamba, tierra que nadie iguala)





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