Lunes 2 de septiembre del 2002
GRAMUNT: EL PADRE DE LA "ESCUELA FIDES"
Por
Hernán Maldonado
El padre José Gramunt de Moragas ha cumplido 80 años de edad, 50 de los cuales ha vivido en Bolivia, tiempo en el que escribe a diario nuestra historia de grandezas y miserias, participa de ellas y nos proyecta al futuro con su proverbial testarudez de hacer un buen periodismo.
Mi amistad con este extraordinario sacerdote y maestro comenzó insólitamente hace 42 años. En la mitad de un informativo deportivo me llamó a su despacho para reconvenirme: "Maldonado, está bien que en el estadio grites, pero aquí no es necesario".
Ahí me enteré que el padre Salvia Pinós había dejado de ser el director de Radio Fides y que el nuevo era el padre Gramunt. Yo estaba haciendo mis primeras armas en la locución deportiva en un programa de espacio alquilado y esa noche recibí la primera lección de este catalán de pocas pero contundentes palabras.
Años después, encabezando un joven matrimonio, con dos hijos, con más facturas que dinero para pagarlas, busqué al padre Gramunt para que me permitiera trabajar a su lado. Lo hallé (sería mi desesperación) en una cama de la Clínica Santa Isabel.
Lo acababan de operar de las amígdalas y no podía abrir mucho la boca. Pero dijo lo que yo quería escuchar: "Empieza esta noche. Hazte cargo de las noticias internacionales. Ya hablaremos cuando salga de aquí".
Sin saber siquiera cuanto ganaría, me enrolé al equipo de Fides y enseguida mantuve una estrecha relación profesional con el padre Gramunt, en una de las mejores épocas noticiosas de la prensa boliviana, que incluyó - como en algún artículo lo hice constar - la primicia de la muerte del Ché Guevara y la confirmación de esta noticia por el propio Fidel Castro, aun corriendo el riesgo de ser clausurados por el gobierno de René Barrientos Ortuño.
Para la extrema derecha de entonces el padre Gramunt y sus muchachos eramos los "tontos útiles del foquismo". ¡Ah!, claro, después se tildó de derechista a Gramunt cuando Fides fustigó al infantilismo izquierdista que derivó en la Asamblea Popular que nos trajo la dictadura banzerista.
A veces da la impresión de que en el país no puede ejercerse un periodismo, honesto, ni de izquierda ni de derecha, comprometido sólo con el bien común. Es posible que muchas de las opiniones de Gramunt hayan sido o estén equivocadas, pero de lo que no cabe duda es que detrás de ellas jamás hubo o hay algún puñal escondido, ni ninguna mano tendida a la prebenda.
Ahora mismo, cuando hay críticos que le acusan de ensañarse contra Evo Morales y Felipe Quispe, ignoran que peores cosas de estos han dicho prominentes líderes izquierdistas, como don Guillermo Lora, o los pontífices de la "cruceñidad" vapuleados, a su vez, por Gramunt.
La mezquindad ignora también que este artesano del periodismo, como sacerdote, expuso su vida varias veces por esas mayorías nacionales. Me acuerdo sus correrías bajo las balas, como miembro de la Conferencia Episcopal Boliviana, para evitar que el coronel Alberto Natush Bush siguiera masacrando en La Paz aquellos aciagos días de noviembre de 1978.
Gramunt llegó al país hace 50 años se encariñó y estoy seguro que se quedará por siempre. Así nos lo dejó entrever hace poco cuando cobró una herencia en su España natal y con ese dinerillo modernizó lo que actualmente es la Agencia de Noticias Fides (ANF), la pionera en su tipo en Bolivia. O sea que este moderno Quijote del periodismo no sólo arremete lanza en ristre, sino que, además, pone plata de su propio bolsillo para hacerlo.
Por más de dos décadas fue director de Radio Fides, pero ANF es su hija predilecta. Cuando en nuestras universidades no había escuelas de comunicación social, la "escuela Fides" marcó huella y lo sigue haciendo.
La colega Verónica Ormachea Gutiérrez nos recordó la semana pasada que la "escuela Fides" todavía florece por lo que me imagino a su gran catedrático asegurándonos, como era ayer nomás, que en Bolivia y en busca del bien común, se puede practicar un periodismo honesto, intransigente e incorruptible.
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