No se puede creer al presidente Lula




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Domingo 14 de marzo del 2010


NO LO PUEDO CREER

Por Hernán Maldonado

Por momentos pienso que el reloj del tiempo me arrolló. Pareciera que estoy aferrado a un pasado remoto. No sólo la revolución tecnológica me dejó atrás, sino los "nuevos valores" que supuestamente interpretan la voluntad de las "mayorias", y que turban mi capacidad de análisis. Simplemente no lo puedo creer.

Pensé que el presidente Lula, por mero interés económico o por una copa demás, había ensalzado al petrodictador "como el mejor presidente que ha tenido Venezuela en un siglo". La estupidez pasó casi desapercibida.

Ahora Lula, que se labra un puesto en la OEA paralela que acaba de ser creada y hasta para encabezar la FAO en la ONU, incurrió en un desliz inhumano al comparar a los presos políticos cubanos con los "bandidos" que pueblan las cárceles brasileñas.

Al connotado miembro del Foro de Sao Paulo se le olvidó que fue un preso político. Peor todavia, ya no se acuerda que compañeros suyos padecieron el infame "pau de arará" y otras terribles torturas, proscritas en 1997 por el gobierno democrático de Fernando Henrique Cardoso.

Mis amigos brasileños que me perdonen, pero Lula para mi es un gran sinvergüenza. Por un lado le tira el saco al "imperialismo" con el que hace grandes negocios y está dispuesto a hacer de su perro guardian en el continente, pero por otro coquetea, ampara y favorece a extremistas como Hugo Chávez y el tirano iraní Mahmud Ahmadineyah.

Frente a éste gran farsante se agiganta la figura de José Mujica, que si sabe de haber luchado con el fusil al hombro por sus ideales, pero que ahora desde la presidencia de Uruguay da la razón a Winston Churchill quien decía que "el joven que a los 20 años no es revolucionario, no tiene corazón, pero si a los 50 sigue siendo, es que no tiene cabeza".

¡Qué grande fue Mujica en su discurso al asumir la presidencia hace pocas semanas! Y qué sensato fue hace pocos dias en Cochabamba al referirse a los presos políticos cubanos, contrariamente a la estupidez de su colega boliviano que repitió como un loro lo dicho por Lula.

En Bolivia, desgraciadamente, todo está haciéndose en función de esa aplastante victoria que obtuvo electoralmente Evo Morales, aunque en la práctica quien gobierna es Alvaro García Linera. Para dar la impresión en contrario, se deja que Morales concrete algún capricho tonto, como ese de obligar a los militares a gritar una consigna castrista contra la que muchos murieron combatiéndola heroicamente.

Obviamente a García Linera la idea le parece genial y un viceministro compara el "patria o muerte ¡Venceremos!" con el Padre Nuestro. Hasta la whipala, emblema de los tercios españoles que enarbolan los aymaras, pero a la que es ajena la gran mayoría nacional, lucirán los uniformados. ¡Qué es esto, Santo Dios", exclamaria mi madre.

El 64 por ciento pesa. Las mayorias mandan. Y ahora es que falta, advertí en un artículo anterior. Al respecto, recuerdo un graffiti en un baño: "Coma m... millones de moscas no pueden estar equivocadas". Pueda que así sea, pero yo no soy mosca y me resisto a ser un coprófago. Así de simple.