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Domingo 28 de abril del 2002


LAS "DICTADURAS" EN EL FUTBOL

Por Hernán Maldonado


Jules Rimet (33), Stanley Rous (13) y Joao Havelange (20) han ocupado la presidencia de la FIFA durante 66 años de los 98 que tiene la FIFA. Su actual presidente Joseph Blatter ¿se acercará a esas marcas?

Eso lo decidirá la FIFA en Seúl en su congreso del 29 de mayo, en vísperas del comienzo de la Copa Mundial 2002, en medio de una sorda guerra que, como nunca, tiene divididos a los dirigentes del fútbol en todos los continentes.

Rimet, el padre de los campeonatos mundiales, y Rous le dieron universalidad al deporte. Consideraron siempre que el fútbol era "la máxima fiesta del pueblo". Con Havelange llegó su mercantilización. Blatter acentuó la tendencia. Por eso el fútbol ahora es para los pudientes.

La comercialización de los derechos de televisación del próximo torneo ha llegado a cifras estratosféricas. Para acudir al proximo mundial, como un simple hincha, hay que disponer de no menos de 10.000 dólares. Para ver los partidos los aficionados deberán afiliarse a canales por cable, etc. El fútbol hace rato que dejó de ser un deporte popular.

¿Pero dónde van las cifras multimillonarias que percibe la FIFA? El organismo explica que se destinan a promover el fútbol en sus 204 afiliadas con la construcción de Centros de Capacitación o Alto Rendimiento (cerca a Vinto, en Bolivia). Otro montón es destinado a financiar el Mundial. En Corea-Japón el que menos recibirá será un millón de dólares por partido.

Aun así, queda mucho dinero y parece que éste ha estado perdiéndose en contratos mal llevados, como el firmado por la FIFA con la quebrada ISL, y algunos malos manejos que están saliendo a luz y que tienen enguerrillados a los dirigentes del máximo organismo mundial.

Hace 15 días Blatter, manu militari, dispuso la suspensión de una auditoría aduciendo que se habían violado ciertas reglas de confidencialidad. La autoritaria decisión enfureció a la UEFA que desde hace cuatro años trabaja arduamente por destronar a Blatter.

La UEFA, de paso, reafirmó su compromiso de apoyo a Issa Hayatou, el cameruñes presidente de la Confederación Africana de Fútbol, principal rival de Blatter en las elecciones del 29 de mayo.

Hayatou se ha ganado las antipatías de la Confederación Sudamericana de Fútbol al prometer que si gana le quitará un cupo mundialista a la región. Le ofreció un medio cupo más a la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe (Concacaf), pero este organismo parece atado a Blatter.

Justamente en el congreso que la Concacaf acaba de celebrar en Miami Beach se le puso la guinda a la torta de las desaveniencias. Michel Zen Ruffinen, secretario general de la FIFA, le dio la espalda a Blatter, del que fue su más estrecho colaborador en la última década.

Zen Ruffinen amenazó con demandar al presidente de la Concacaf, el trinitario Jack Werner, y a su secretario general Chuck Blazer, quienes lo acusaron de haberlos presionado para que se pasen en Seúl al bando de Hayatou.

Werner y Blazer, a los que Zen Ruffinen califica de "individuos siniestros" con una "lista de fechorías… impresionante", impidieron que éste acudiera a la cita de Miami Beach. Zen Ruffinen amenazó con asistir inclusive "con guardaespaldas" por estimar que su vida estaba amenazada. Al final no viajó.

El congreso de la Concacaf, al que también se impidió asistir a Hayatou, terminó con un sólido respaldo a Blatter. Pero Zen Ruffinen reverdeció el infame caso del "voto haitiano" en las elecciones de hace cuatro años en la FIFA.

El presidente de la Federación Haitiana de Fútbol, Jean Marie Kyss, fue impedido por el gobierno de su país de viajar a París. Sin embargo en el congreso para elegir a Blatter apareció como delegado haitiano Neville Fergusson, un trinitario empleado de Warner.

El oscuro caso, que fue develado por el periodista Andrew Jennings del Sportsmail, nunca fue investigado a fondo. El periódico también aludió a otros casos que involucran a Warner, como la obtención de una visa estadounidense de manera fraudulenta para un allegado suyo, todo lo cual parece aludir Zen Ruffinen cuando habla de la "lista de fechorías".

Todos estos factores pesarán en Seúl. Blatter irá en busca de su segunda reelección. ¿Resultará derrotado? Difícil porque muchísimo de esa montaña de dólares, so pretexto de fomentar el fútbol, se reparte sin muchos miramientos y pocos controles éticos entre la mayoría de los 204 miembros de la FIFA, cuyos millones de afiliados no podrán ver en "vivo y en directo" la próxima Copa Mundial, a menos que paguen.





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