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Lunes 22 de abril del 2002


LOS ASESINATOS IMPUNES

Por Hernán Maldonado


La inepta policía boliviana, que tiene ya un rosario de casos irresueltos, nos amenaza con dejar también en la oscuridad el cobarde asesinato de María Teresa Guzmán de Carrasco, esposa del director de El Diario, Jorge Carrasco Jahnsen.

Muy lejos están los días en que el coronel Alvaro del Castillo, fundador del museo criminológico policial, con menos recursos que sus actuales colegas, develaba intrincados casos y ponía en el banquillo de los acusados a los culpables, cualquiera sea su origen social o su riqueza.

Nuestros actuales policías parecen estar más ocupados en protegerse a si mismos de sus colegas-delincuentes (como muestra está el caso de la banda del mayor Blas Valencia) que en cumplir las funciones que les encomiendan las leyes.

Por eso es que no pueden resolver casos como el atentado terrorista que destruyó parcialmente su edificio-sede en Santa Cruz. Por eso es que estos "policías" informan sin sonrojarse que uno de sus hombres "se suicidó"… de cinco balazos.

Claro, cuando ocurre un asesinato de alguna personalidad prominente del país, lo primero que se repite como un disco rayado es que se llevará la investigación "hasta sus últimas consecuencias".

Así nos lo prometieron en los aborrecibles asesinatos de los esposos Alexander, del periodista Jaime Otero Calderón, del ex ministro Jorge Soliz, casos que hasta ahora duermen el sueño de los justos.

Y ni siquiera hay que trasladarse hasta esos años. Recientemente fue asesinado el ex ministro Alfredo Arce Carpio, brazo derecho del general Hugo Bánzer Suárez, y todavía la luz no se ha dado en este caso.

Hace dos años murió a balazos Federico Matías Csapek en casa del abogado José Adalid Murillo y a pesar de que la pruebas se les sirvieron en bandeja de plata, nuestros policías cometieron tales chapucerias que faltó poco para que acusaran del crimen al primer transeúnte que pasara por la calle.

Ahora se presenta el caso Carrasco, que ha conmovido las fibras íntimas de nuestra sociedad no acostumbrada a actos terroristas, y tras dos semanas de investigaciones el principal parte policial es que el crimen fue cometido por "una banda de criminales profesionales" que utilizó "dinamita gelatinosa".

Una madre amorosa como María Teresa, poco menos que idolatrada por los empleados y obreros de El Diario, de la que era su Directora Ejecutiva, ¿cómo es que pudo generar tal odio en sus asesinos?

El viudo anunció que en los próximos días hará revelaciones porque "es mi deber como esposo, como padre, averiguar qué es lo que ha sucedido". Aparentemente da por descontada la incapacidad de nuestra policía porque ha pedido que la investigación esté a cargo del FBI.

Como no podía ser de otra manera, todo el país respalda a Carrasco. La Sociedad Interamericana de Prensa, de la que El Diario es uno de sus más antiguos miembros, exige que se aclare el hecho a la brevedad posible.

Mientras la policía guarda silencio, Carrasco y sus empleados se han mostrado activos frente a "especulaciones y rumores tendenciosos, alentados por los encargados de la investigación de este trágico acontecimiento, que tratan de involucrar, de una u otra manera, a miembros de la familia Carrasco", según un comunicado del 18 de abril.

Criticaron el que los policías, en lugar de buscar a los asesinos, hayan centrado "sus interrogatorios en las relaciones familiares de la difunta".

En el mismo comunicado dijeron "ver claramente las intenciones de los investigadores, los que a falta de elementos de un trabajo real y profundo sobre el caso buscan la manera más sencilla de acabarlo, buscando inculpar a los familiares cercanos de la señora María Teresa Guzmán de Carrasco, situación que nos parece aberrante e indignante, además de que no respeta el dolor de los deudos".

"No soy quien para interferir en las investigaciones policiales", declaró el viudo la semana pasada, cuando se mostró molesto por el tratamiento que el caso ha merecido en algunos medios de comunicación que aludieron a supuestos seguros millonarios y problemas familiares.

Carrasco Jahnsen criticó a esos medios por "las barbaridades que se están haciendo, hay un desprestigio hacia mi persona muy grande, altamente preocupante". Subrayó que "hay una preocupación de mi parte en la forma que se están tomando las cosas. Yo no tengo ningún inconveniente, a mí me pueden poner de cabeza, pero les aseguro que mucha gente sabe cuánto he amado y adorado a mi esposa".

Hasta que haya un informe oficial, los medios deberían cesar las especulaciones e hipótesis que obligan a los familiares y empleados de El Diario a emitir nuevas declaraciones y más comunicados, porque corremos el riesgo de embarullar más a los policías y de quedarnos ante otro asesinato impune.





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