Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 25 de abril del 2004


EL GRAN COMUNICADOR INCOMUNICADO

Por Hernán Maldonado

Desde su trono periodístico en PAT, Carlos Mesa, llegó a ser el hombre más escuchado y más visto en Bolivia en los últimos años. Desde el sillón presidencial, hasta ahora, es un fracaso en sus políticas comunicacionales.

Los que hemos seguido de cerca la carrera del gran periodista no podemos sino preguntarnos la razón por la que Mesa, renunció a una de sus más preciadas virtudes.

Obviamente Mesa, como presidente, está obligado a guardar ciertas reservas, pero el excesivo silencio para un político es tan nocivo como lo era la propensión del periodista a la "opinadera" que, hasta por el color del pan, nos tenía acostumbrados todas la noches.

Aunque las encuestas le siguen favoreciendo a Mesa-presidente hay que esperar que Mesa-periodista se habrá dado cuenta que sin una estructura política, esos respaldos equivalen a agua en una bolsa de papel.

Y por ésto debe rescatar su vínculo directo con su "teleaudiencia". Acaba de proponer que el pueblo que quiere paz, desarrollo y progreso, y que es la mayoría del país, se organice en torno a ese objetivo.

Esas "organizaciones" no son de generación espóntanea y si el mensaje no está asociado con acciones concretas se perderá como los vientos de agosto.

La prensa en general, de cuyas filas salió Mesa-político, ha sido hasta ahora bastante indulgente con el colega. Quizás hay excesivas cautelas de cara al futuro profesional, sin pensar que cualquiera que sea el fin de su gobierno, Mesa se despidió de los micrófonos para siempre.

Pero no se trata de analizar esto, sino de advertir que el gran comunicador parece estar incomunicado dentro del viejo Palacio Quemado porque la lectura que le dio públicamente a la muerte del minero Eustaquio Picachuri fue completamente equivocada y terriblemente insensible.

Es todavía incomprensible como a las horas de su posesión en la Plaza San Francisco autorizó a los "revolucionarios" de El Alto y Achacachi a "sacarlo a patadas de la presidencia" si no cumplía sus promesas, quizás pensando que sólo pasaba a dirigir otro canal.

Y no me diga Mesa-periodista que como Mesa-presidente no tiene cómo organizar un equipo comunicacional que responda a los dardos que algunos columnistas políticos le están cobrando, más que en función de patria, en venganza de cuando el ahora político los desnudaba micrófono en mano.

Pero Mesa-presidente falla también en algo que reclamó machaconamente Mesa-periodista: La vigencia del imperio de la ley. Basta que una poblada interrumpa un camino, como ocurrió en Unduavi, para que el gobierno desista de construir una estación policial.

Es suficiente que los universitarios vandalicen La Paz para que ceda aumentándoles el presupuesto, aunque muchos rectores ganan más que él. ¿Y no dijo, acaso, que encabeza un Estado quebrado financieramente?

Y ni hablar de la inacción para llevar ante los jueces a ciertos sindicaleros que públicamente lo insultan con los peores adjetivos. Y que no me venga con que "se trata de gente ignorante". Las leyes penales bolivianas establecen que la ignorancia no exime al autor de un delito.

No es suficiente decir que el poder no tiene para Mesa los efectos de un afrodisiaco. Aquí la realidad es que él está al mando del país y lo que tiene que hacer, porque capacidad no le falta, es concretar como presidente lo que exigió durante años como periodista.





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