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Martes 12 de diciembre del 2000


EL MALLKU Y EL COMANDANTE CHAVEZ

Por Hernán Maldonado


La embajadora de Estados Unidos en Venezuela, Donna Hrinak, está buscando explicaciones en el Departamento de Estado para satisfacer la exigencia del presidente Hugo Chávez Frías sobre las declaraciones de Peter Romero, funcionario a cargo de los asuntos interamericanos que habría insinuado que el comandante alienta a grupos violentos en Bolivia y Ecuador.

Romero “es un agitador profesional”, exclamó Chávez al desmentir una información que primero apareció en The Miami Herald y que causó un revuelo internacional de proporciones al punto de haber provocado la cancelación de una cumbre andina que debía efectuarse en suelo venezolano la semana pasada.

En el caso boliviano, según el diario miamense, la molestia por la supuesta injerencia chavista en los asuntos internos bolivianos ocasionó que el presidente Hugo Bánzer se lo reclamara durante el encuentro que tuvieron en Panamá en la reciente cumbre presidencial.

La versión de Andrés Oppenheimer, uno de los periodistas estrella del periódico estadounidense, fue desmentida categóricamente en Venezuela por el propio Chávez y su canciller José Vicente Rangel y por un par de ministros del gabinete banzerista en La Paz, aunque el ministro de la Presidencia, Walter Guiteras, avala lo dicho por Oppenheimer.

En el caso concreto de Bolivia, se vinculó a Chávez con el líder de los campesinos Felipe “Mallku” Quispe y se atribuyó a éste inclusive haber financiado el bloqueo caminero que impuso en septiembre en varias ciudades del país. Pero el Mallku y Chávez han desmentido haberse reunido en La Paz durante la visita del mandatario.

Da la impresión que la versión de Guiteras tiene que ver con una intención de desprestigiar el movimiento indígena del Mallku. Guiteras todavía está con la sangre en el ojo porque el líder campesino lo ha puesto más de una vez en ridículo de septiembre a esta parte.

En el plano objetivo no parecen haber fundamentos sólidos para dudar de la palabra de Chávez o del Mallku. Los dos transitan caminos separados. Mientras Chávez se abraza al ideal bolivariano de la integración, nuestro líder indígena es segregacionista. El y los que están detrás suyo manejan el discurso de la nación aymara, del potencial Estado aymara, de la “República del Kollasuyo” y ven a los padres de las patrias latinoamericanas como los “q’haras” continuadores del régimen opresivo español.

Cuando el comandante venezolano estaba estrenándose en la presidencia de su país, un sector disidente de Conciencia de Patria fue a visitarlo y al regresar a La Paz llegó envuelto en la bandera chavista, pero los entusiasmos duraron en tanto y cuanto su máxima representante, Cristina Corrales, consiguió un escaño en el Concejo Municipal de La Paz.

Por todo esto, quizás la embajadora Hrinak tendrá bastante trabajo en dar explicaciones al comandante. Debe estar añorando la embajada en La Paz, donde durante años nadie le pidió ninguna explicación, ni siquiera cuando con todo desparpajo nos dijo que los bolivianos no tenemos eso que los hombres llevan debajo del cinturón.





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