Hugo Chávez: Colgado de la brocha




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Martes 10 de agosto del 2010


COLGADO DE LA BROCHA

Por Hernán Maldonado

El teniente coronel Hugo Chávez, comiéndose sus insultos y amenazas, viaja este martes a Colombia para reunirse con el flamante presidente Juan Manuel Santos, en un intento recíproco de dejar atrás las rencillas y restablecer las relaciones entre los dos países que comparten una frontera común de más de 2.000 kilómetros.

Más temprano que tarde esas relaciones tienen que funcionar porque por encima de los enconos personales está el interés de los países. Colombia no puede darse el lujo de perder un mercado de más de 7.500 millones de dólares anuales y Venezuela no puede dejar en el abandono a cientos de miles de sus nacionales que viven del comercio fronterizo.

Hace apenas dos meses que Chávez, cual Júpiter tronante, dijo que jamás recibiría en Caracas a Santos "si éste ganaba las elecciones presidenciales" porque era un "mafioso" y "pitiyanqui". Peor aún, dijo que rompería relaciones con Colombia. Las rompió, pero no por el triunfo de Santos, sino por la denuncia del gobierno colombiano ante la OEA de que Venezuela alberga en su suelo a 1.500 hombres de las FARC.

Ahora que se fue Alvaro Uribe, Chávez le ofrece amor a Santos apremiado por la desesperación de las poblaciones fronterizas, por su popularidad en baja de cara a las elecciones legislativas de Septiembre y porque no halla cómo tapar el escándalo de las miles de toneladas de alimentos que su ineficiente gobierno dejó podrir en los muelles venezolanos.

Pero salga pato a gallareta de la cita Chávez-Santos, lo inocultable es que Evo Morales quedó colgado de la brocha. Sólo por complacer al petrodictador se enemistó gratuitamente con Alvaro Uribe, prodigándole algunos insultos como el de ser "lacayo del imperialismo".

Morales jamás recordó la generosidad de Uribe. Está aún por ahí el vídeo. Ocurrió a las pocas semanas de la posesión de Morales. En una cumbre en Bogotá, en una grave falla del protocolo boliviano, Morales fue dejado solo en el salón donde compartiran sus colegas y demás funcionarios de alta jerarquía. Evo, todavía no acostumbrado a esos menesteres, fue a sentarse en un sillón... para pasar desapercibido o para ocultar su timidez.

Fue hasta allí Uribe y le invitó a reunirse al grupo. Morales se rehusó y entonces Uribe practicamente lo haló del brazo derecho y lo llevó al círculo en el que los demás presidentes compartian un ágape.

Nada de eso recordó Morales a la hora de insultar groseramente a Uribe creyendo hacerle un favor al petrodictador. Ahora, para la posesión de Santos, Evo se quejó de no haber sido invitado. En terminos diplomáticos es un severó revés, peor aún tratándose de un país bolivariano. Otra prueba más de la infame dependencia de Chávez y del pésimo manejo de nuestras relaciones internacionales.