Bolivia en su laberinto

bomaher
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Bolivia en su laberinto

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Bolivia en su laberinto

Por Hernán Maldonado (*)

Como están las cosas, aún perdiendo, el MAS y Evo Morales salen ganando si las fuerzas democráticas no se unen para las elecciones del 6 de septiembre. ¿Para esto luchó denodadamente el pueblo boliviano que consiguió la huida del dictador?

Evo y Carlos D. Mesa (Jeanine Añez presionada, Camacho opuesto, Tuto Quiroga vacilante) obligaron al TSE a convocar a las elecciones con la presunción de que Añez y su partido, de escasa votación, en los comicios de octubre 2019, se quieren perpetuar en el poder.

Evo y Mesa fueron los más votados en las frustradas elecciones anuladas por el colosal fraude masista. El problema de ambos es que ahora Evo no cuenta con el aparato estatal (aunque si con enorme dinero) y Mesa ya no es el candidato del “voto útil”.

Ninguno de los personajes de la política actual podía adivinar que la pandemia del coronavirus trastrocaría todos sus planes y es una soberana estupidez que Evo y Mesa hayan acusado a Añez de ambicionar quedarse en el cargo indefinidamente. Bolivia ya hubiera ido a elecciones en mayo si no se presentaba el Covid-19.

Añez, que podía convertirse en la gran candidata de los comicios del 2025, incurrió, a su vez, en el error de postularse como aspirante, olvidando que su gobierno era solo de transición (como lo manda la Constitución) y se convirtió en presidenta interina.

Añez no es una recién llegada a la política. Además de abogada, compenetrada, se supone, con la ley, fue veterana parlamentaria y hasta fungió como constituyente hace 14 años. Me imagino que sus copartidarios creyeron llegada su hora y le calentaron las orejas para dar el equivocado paso que dio.

Las novatadas en función de gobierno no se han hecho esperar y la mujer que tenía en sus manos el destino del inmediato futuro de Bolivia lo ha derrochado perdiendo aceleradamente confianza de la ciudadanía que, si no la quería, por lo menos simpatizaba con ella.

Tan débil nació su gobierno, sin un sólido partido bien organizado cualitativa y cuantitativamente, (solo el vigoroso respaldo de la ciudadanía expresada en multitudinarios cabildos que lograron la huída del dictador) que pareció erigirse solo en base a consejos de diestros y siniestros, sin haberse propuesto erradicar de raíz a la mafia narco-cocalera castro-chavista que se adueñó de Bolivia por 14 años.

Por esto es no hay ninguna exageración cuando se afirma que Bolivia se desprendió del dictador, pero se quedó la dictadura (hasta con sus vicios, como lo vimos con el caso de la adquisición de los respiradores). La Asamblea Nacional, el Fiscal General, el Tribunal Supremo Constitucional, todo el Poder Judicial, La Contraloria, la Defensoria del Pueblo, etc, etc, todos quedaron intactos en manos del caudillo cocalero.

Muchísimos de los medios de comunicación, que recibieron desde el 2017 al 2019 cerca de 100 millones de dólares (una monstruosidad en un país pobre como Bolivia) parece que aún se sienten deudores y ponen a disposición de personeros y personajillos del régimen derrocado sus páginas, micrófonos y sus pantallas.

Tras un breve paréntesis, las redes sociales están inundadas con proclamas favorables al cocalero. Buena parte de ellas con infografías hechas por profesionales de la propaganda. Por si fuera poco, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, no solo le da un lujoso albergue, sino le permite que viole todas las leyes de asilo alentando la subversión en Bolivia.

A propósito, esta semana el impresentable dictador venezolano, Nicolás Maduro, reveló que se trabaja intensamente para devolver al poder a Evo. A su vez, el cocalero, revela que “todos los días” habla con militares patriotas… (Me imagino que será con militares que se sienten felices de que el cuasi iletrado nos llevó al atroz fallo de la Corte Penal Internacional de La Haya que, al favorecer a Chile, ha sellado virtualmente para siempre la mediterraneidad de Bolivia…)

Pero, (¿por qué Bolivia hizo huir al dictador y se quedó la dictadura? Las causas son varias. En primer lugar faltó decisión política porque lo primero que debió hacerse es anular la Constitución de La Calancha, aprobada entre gallos y medianoche en Oruro, y devolver al país la constitucionalidad expresada por la magna ley de 1967 reformada el 94.

Eso hubiera significado liquidar el estado masista, cerrar la Asamblea Nacional, estructurar desde sus bases el poder Judicial, la Fiscalia, la Contraloria, la Defensoria del Pueblo y desmantelar al masismo del resto del Poder Ejecutivo, etc. No se lo hizo, para justificar que era una sucesión constitucional (como lo fue) –lamentablemente no se pensó en el bien mayor-- y por el susto que produjo el llamado asesino del fugitivo a sus huestes para cercar las ciudades y privar de comida a la población, lo que se tradujo en los lamentables hechos de Yapacani, Sacaba, Senkata, Montero y El Alto.

¿Ya existía la decisión de hacer de Añez candidata? Quizás. Si se hubiera procedido a poner en vigencia la Constitución del 67, no hubiera podido. Así de simple.

¿Y ahora qué?

Soy de los que piensa que es muy difícil que el 6S se realicen las elecciones. Simplemente no habrá desaparecido para entonces la pandemia que asola al mundo.

¿Y entonces porque el TSE sucumbió a convocarlas, sin tener respaldo científico? Parto de la idea de que Salvador Romero es un hombre inteligente y con sus colaboradores del organismo se sacó de encima la brutal presión de Mesa y Evo, sabiendo que no podrán realizarse el 6S. ¿Notaron ya que ambos disminuyeron el tono? En la última semana no han bajado de 1.000 los nuevos contagiados y ya hay más de 1.500 muertos.

Pero pensemos en que se realizarán esas elecciones ¿quién gana? Evo Morales, sin duda alguna, aún perdiendo. Se me ocurren estos escenarios.

1.- El ganador encabezará un gobierno débil, elegido por menos de 1.500.000 electores de un universo de mas de 7.000.000 votantes. La mitad de este caudal no irá a las urnas (lo hemos visto en las recientes elecciones en Francia y República Dominicana) por miedo al virus, porque no le convencen los candidatos o por indiferencia, negligencia.

Es cierto, como afirman los electoreros, que en Francia y Dominicana el voto no es obligatorio, como en Bolivia. Pero ¿dónde está la ley que te obliga a no tener miedo de morir por contagio a un virus?

2.- Por esto mismo, las campañas electorales difícilmente podrán realizarse en plazas públicas. Podrá argüirse de que se harán por las redes sociales, pero en Bolivia ni siquiera el 50% de la población tiene acceso a Internet, mucho menos en el campo. (A propósito, ¿quién responderá por los $300 millones por un satélite chino que no se sabe dónde está?).

3.- Si tomamos en consideración las encuestas que maneja el evadido (la urgencia de ir a elecciones es porque su maquinaria partidaria está mas o menos intacta) su candidato (que debería estar en la cárcel) ganaría en la primera vuelta, lo que significaría que se apoderaría de la mayoría en la AN.

¡Claro!, en la segunda vuelta ganaría Mesa o Añez (según esas encuestas) pero el gobierno sería más débil que el actual. Recordemos que Mesa renunció porque reveló que no quería mancharse las manos de sangre. Esa pusilanimidad le abrió el camino al poder al empedernido bloqueador cocalero, financiado por el castro-chavismo.

Con una ANP en contra, el presidente elegido repetiría la ingobernabilidad del país, como le ocurrió a Gonzalo Sánchez de Lozada, con las consecuencias que todos sabemos. Peor aún, en medio de una crisis económica fruto del masismo irresponsable, la pandemia, la desocupación, el caos social, sanitario y político… Pare de contar.

En pocas palabras. Gana el MAS en primera vuelta (favorecido por el absentismo), pero Mesa o Añez ganan en la segunda para encabezar un gobierno débil, acosado. El gran ganador será Evo porque no habrá en el Parlamento, como debería, un Juicio de Responsabilidades por su desastroso desgobierno de 14 años. El reino de la impunidad, pues.

(Un paréntesis. En los actuales momentos, Añez y sus correliginarios confían en que se mantiene alta la popularidad de la presidenta, expresada en las primeras semanas de su gobierno… Mesa, por su parte, cree que está incólume la votación que obtuvo en octubre, cuando fue el protagonista del “voto útil”. Eso ya no va. Luis Fernando Camacho tiene cierto apoyo regional, pero nacionalmente se despintó. Terminaría apoyando a Añez. Jorge “Tuto” Quiroga, el políticamente mejor formado de los 3, tiene el lastre de haber sido el segundo de Hugo Bánzer Suárez. El MAS es único partido que se mantiene organizado, tiene cuadros estructurados, bandas de matones, militantes asalariados, poderosos narco-cocaleros y suficiente dinero, etc.)

4.- Un agudo comentarista, Gonzalo Medieta Romero, hace algunas semanas escribió en Página Siete que le parecía que Bolivia está viviendo tiempos análogos a los de 1970. No ha elaborado, pero creo que se refería a que el grueso de la ciudadanía, el que vive de su trabajo, el padre de familia, el empresario grande, mediano o pequeño, está cansado de la politiquería, de las ambiciones, los desacuerdos y lo que quiere es orden, paz y trabajo que lo lleven al progreso. Eso significa mano dura.

Ya sabemos lo que quiere decir eso. Lo dijo una vez a su pueblo Winston Churchill: “sangre, sudor y lágrimas”. ¿Están las fuerzas armadas resignadas a ser reemplazadas (como promete Evo) por milicias al estilo venezolano?, ¿Están dispuestos a pagar ese precio quienes se erigen hoy en líderes políticos en la atribulada Bolivia?
Amanecerá y veremos.
Julio 9, 2020.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de la Agencia de Noticias Fides, de Bolivia.

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