Un camino de espinas hacia la paz




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Jueves 16 de febrero 2012


UN CAMINO DE ESPINAS HACIA LA PAZ

Por Hernán Maldonado

El "autobús del progreso" hacia la paz y la democracia en Venezuela comenzó su recorrido cuesta arriba esta semana rumbo a las elecciones presidenciales del 7 de octubre.

El presidente Hugo Chávez reapareció el miércoles para asegurar que será "imposible" que lo derroten, empeñado como está en eternizarse en el poder.

Para ello encadenó a su país por más de seis horas. Chávez iracundo, con sus habituales expresiones despectivas, descalificó la brillante victoria de Henrique Capriles como su contentor electoral.

Rechazó la rama de olivo que le tendió Capriles 24 horas antes. "No puede haber unidad, porque esta es una lucha entre desiguales. Una lucha entre la ballena y la sardina", aseguró.

Dijo que no le había prestado mucha atención a las primarias para elegir al candidato único de la oposición a la que acudieron sorpresivamente 3.059.024 electores.

Sin embargo dedicó gran parte de la cadena de radio y TV a esos comicios. Reiteró que en el país no puede haber una falsa unidad porque la lucha es entre ricos y pobres, entre Venezuela y el Imperio y de la burguesía contra el pueblo.

Chávez aludió así al sobrio discurso de 15 minutos de Capriles en el que dibujó el futuro del país dentro de un clima de unidad. Chávez insistió en la división, la confrontación, el choque, la violencia.

Capriles, que invita al país a subirse a su "autobús de la victoria", anticipó el martes lo que ocurriría. Mientras más abusivo se muestre el régimen, los venezolanos mirarán con más optimismo el futuro, pronosticó.

En el fondo, la reaparición de Chávez fue para amenazar de que no soltará el poder (aunque insinuó que si pierde las elecciones se irá a su casa).

Chávez cuenta con millones de venezolanos pobres a los que convirtió en mendigos y que dependen de la dádiva estatal. Tiene el control de las fuerzas armadas con generales incondicionales y es dueño absoluto de los poderes legislativo, electoral y judicial.

Aunque Chávez quisiera irse a su casa para terminar de curarse del cáncer que le detectaron en junio pasado, hay jerarcas de su entorno encausados en Estados Unidos por nexos con la narcoguerrilla FARC colombiana y por tráfico de drogas.

No tendrían cielo bajo el cual cobijarse ni suelo a donde no llegue la larga mano del Tio Sam. ¿Será por esto que el régimen se hace de la vista gorda ante la existencia de grupos armados irregulares que le respaldan?

Pero el más interesado en que Chávez no pierda el poder es el régimen cubano que tiene en la actual Venezuela al "Banco" que le financia su supervivencia, supliendo el papel que cumplió la desaparecida URSS.

Los Castro, según admitió el propio Chávez, tienen en Venezuela alrededor de 30.000 cubanos, desde entrenadores deportivos y médicos comunitarios hasta asesores en los cuarteles.

En pago a esos "voluntarios" Chávez entrega diariamente 90.000 barriles de petróleo a Cuba a precios preferenciales, gran parte de los cuales son revendidos a más de $100 el barril en el mercado internacional.

Cuba no está para pasar otra vez las penalidades de hambre y epidemias resultantes vividas a principios de los 90 cuando se acabó el subsidio soviético. ¿Chávez se las jugará todo por él y por su admirado Fidel? Amanecerá y veremos.