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Jueves 13 de octubre 2011


USTED SI QUE ES VIEJO SI...

Por Hernán Maldonado

Usted si que es viejo de verdad si recuerda algunos hechos ocurridos en Bolivia hace más de medio siglo y que hoy reaparecen como una novedad. Ojo. No voy a escribir de fútbol.

Alguien dijo, quizás exagerando, que uno podía irse del país, regresar al cabo de muchos años y encontrar que todo sigue igual.

En los primeros años de la Revolución Nacional el oficialismo amedrentaba a los opositores trasladando a indígenas y mineros a multitudinarias concentraciones en las ciudades.

Los mineros manifestantes no detonaban sus cartuchos de dinamita, pero disparaban sus fusiles Mauser y ametralladoras a su paso por calles y avenidas. Después se las quitaron.

Indígenas y mineros llegaban cargados en camiones. Muchos de los primeros ni siquiera sabian para qué habían sido trasladados. "El jilakata (líder) nos ha traido, pues, tata", decían.

Esos hilakatas tarifados por el oficialismo les indicaban que sólo debian gritar "Hallalla" (¡Viva!) o hacer lo que se les dijera. Los alojaban como ganado en escuelas y colegios.

Tras su asistencia al gran acto oficial eran premiados con puñados de coca y alcohol. A otros, con más suerte, se les entregaba raciones de pan y refrescos.

Todavía no se había construido la Plaza Villarroel, de manera que las grandes concentraciones se realizaban en la Plaza Murillo.

Desde los balcones del Palacio de Gobierno los líderes de turno hablaban de las bondades del gobierno de la mayorias nacionales.

¡Ah! Por supuesto que no faltaba el señalar a los culpables de la postración nacional: la oligarquia, los terratenientes, la burguesia y el imperialismo.

Desde la emisora oficial los relatores se desgañitaban describiendo la espontaneidad del grandioso acto en el que estaba presente la nacionalidad en sus indios, trabajadores y gentes de la clase media.

La clase media estaba representada por esos miles de empleados públicos obligados a asistir so pena de despido. Les entregaban cupones como constancia de su asistencia. A veces se pasaba lista.

"Las fuerzas vivas de la nación muestran su apoyo al gobierno de la Revolución Nacional", tronaba Radio Illimani.

En las elecciones presidenciales de 1956 a ese "apoyo" se le fue la mano. En el Beni, por ejemplo, el oficialismo ganó por 35.000 votos contra cero. O sea que ni siquiera votaron por ellos mismos las decenas de candidatos opositores al Congreso. ¿Qué tal?

Obvio que un resultado como éste muy dificilmente se dará el domingo en las elecciones judiciales promovidas por el actual régimen.

Pero de lo otro, ¿cuánto ya hemos visto en estos casi 60 años y ahora se repite burdamente en el gobierno que asumió prometiendo cambios en la manera de ser y hacer política?

Quizás no todo está tan mal. Es posible que esté naciendo una nueva conciencia, otra manera de ver el país desde lo profundo de la sociedad. ¿Será por esto que ha despertado tanta simpatía la marcha de los TIPNIS?. Amanecerá y veremos.