Un preso olvidado y abandonado




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Viernes 15 de abril del 2011


UN PRESO OLVIDADO Y ABANDONADO

Por Hernán Maldonado

Ayer nomás Leopoldo Fernández era gobernador de Pando, con indudable arraigo popular en su distrito y uno de los líderes más influyentes de lo que se dio en llamar la "Media Luna". Hoy es un preso de Evo Morales al que se le niega justicia. Casi resignado, espera que su situación cambie cuando acabe el "gobierno del cambio".

La pregunta obligada. Cuando se veía venir la fuerte mano del gobierno y estaba claro que se buscaba su derrocamiento, ¿por qué no huyó como otros líderes y gobernadores como Manfred Reyes Villa y Mario Cossio? Con firmeza responde: "Porque a ellos se les inventó otros delitos, pero a mi me acusaron de asesinatos y yo no maté ni mandé matar a nadie..."

La Comisión Investigadora de UNASUR, en esa época dirigida por Michelle Bachelet quien encandilaba a Morales haciéndole creer que le devolvería a Bolivia su Litoral, determinó culpabilidad implícita de la "cadena de mando" (que empezaba en Fernández) de la masacre en la que murieron 20 personas, la mayoria campesinos.

Como muchos asesinatos en que la política está de por medio, quizás nunca se sepa que ocurrió aquél septiembre de 2008 en Porvenir, una población cercana a Cobija, capital del Departamento de Pando, cuyo gobernador era Fernández.

Los hechos demuestran que entonces el régimen de Morales estaba tambaleante por el auge de los comités cívicos de Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija y Chuquisaca que conformaron el eje llamado de la "Media Luna". Aunque los cívicos no podían reemplazar a los partidos políticos, su preponderancia regional preocupó al gobierno.

Fue entonces que "alguien" organizó una marcha de indígenas hacia Cobija desde Porvenir que no llegó a su destino porque "alguien" se propuso impedirla. En ambos lados había hombres armados. Se produjeron las muertes. El gobierno acusó a Fernández por la "masacre", lo detuvo y lo encarceló en La Paz. La "Media Luna" fue anulada hasta el día de hoy.

Decenas de seguidores de Fernández se asilaron en Brasil, otros fueron detenidos. El Poder Judicial fue copado por el gobierno. Cundió el miedo. Reyes Villa, Cossio y otros connotados políticos buscaron asilo en Estados Unidos, Paraguay y Perú. Santa Cruz fue neutralizada tras el brutal asesinato de tres extranjeros (Caso Rocza) a los que se acusó de tramar la muerte de Morales.

Según la ley boliviana toda persona tiene derecho a "recibir justicia oportuna, transparente y sin dilaciones". Fernández debió ser juzgado en libertad y más todavía si a los 18 meses de iniciado el proceso no había sentencia. El régimen, con el Poder Legislativo en sus manos, extendió abusivamente por ley ese plazo a 36 meses.

El otrora influyente líder permanece encarcelado en Chonchocoro (otro abuso del régimen porque esta prisión es para reos con sentencia ejecutoriada) virtualmente abandonado y olvidado por sus parciales. Hasta tienen miedo de visitarlo. Hace pocos días agasajó con una parrillada a sus nuevos "compañeros" desatando la furia del gobierno."Y es que esta pobre gente me da pena", dice Fernández.

Mientras estuvo en la cárcel de La Paz regaló equipos de fútbol, organizó comilonas para los presos más pobres y ayudó a sus familias... En las elecciones presidenciales de diciembre del 2009 ni siquiera allí le agradecieron con sus votos.