Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 24 de septiembre del 2006


LOS TRAPOS ROJOS

Por Hernán Maldonado

Hay algunos momentos en la tauromaquia, como cuando el matador se ocupa de hacer el brindis, que los subalternos distraen al astado con sus capas. Quizás allí nació esa frase de “echar los trapos rojos” para significar que se desvía intencionalmente el foco de atención del toro.

Estos días el presidente Hugo Chávez está echando a diestra y siniestra trapos rojos al comprobar que el respaldo que dice gozar en su país merma en las encuestas y cual un Manuel Noriega trasnochado reta a Estados Unidos para galvanizar tras suyo el nacionalismo venezolano.

Por meses anduvo alardeando que ganará con 10 millones de votos. En agosto rebajó la cifra a seis millones y la semana pasada encuestadoras serias han dicho que el líder opositor Manuel Rosales le está alcanzando en las intenciones de voto.

Los sondeos más serios dan a Chávez 50 por ciento contra 37 por ciento de Rosales, quien hace un mes apenas tenía el 16 por ciento. Y en ese 50 por ciento hay decenas de miles agarrados por la beca, los puestitos públicos, las prebendas asistencialistas o por el estómago a través de los subsidiados mercados populares.

Por eso el mal humor de Chávez y sus bravatas en la ONU y el Harlem neoyorquino. La “dictadura del señor George W. Bush”, paradójicamente, quedó desmentida porque por donde pasó Chávez dejó el estiercolero de su verbo y no le pasó nada.

Nicolás Maduro, un chofer de autobuses convertido por Chávez en su canciller, se quedó sin palabras cuando Patricia Junot, de CNN, le preguntó que le pasaría a un estadounidense cualquiera que fuera a Caracas y llamara al presidente venezolano “asesino, genocida, borracho, incapaz”, etc.

Pero la política de los “trapos rojos” no es exclusiva estos días del señor Chávez, sino de sus admiradores bolivianos. El presidente Evo Morales alegremente dice que el mar para Bolivia está cerca... Quizás tan “cerca” como cuando nos vendió análoga idea en 1975 el cónsul Guillermo Vea Murguía.

El mismo Morales anuncia que los expresidentes Jimmy Carter y Bill Clinton “lograrán” que Bolivia siga gozando del ATPDEA. Pienso que tiene poca idea de cómo funcionan éstas cosas en Estados Unidos.

Otros trapos rojos son los anuncios de que avanza la extradición de Gonzalo Sánchez de Lozada y la inculpación de altos funcionarios del Banco Central por supuestos delitos. Algunos trapos rojos son burdos, como cuando la ministra de Gobierno aseguró que tenía pruebas de que había llegado al país Carlos Sánchez Berzain o el asuntito ese de los paraguayos secuestradores de la hija de un ex presidente, que todavía están prófugos.

Pero el trapo rojo más grande es el de la Asamblea Constituyente cuyos avatares mantienen la espectativa del país como una novela de suspenso. Cada capítulo está lleno de intrigas, amores y desamores y hasta de tragedias.

Odio volver a decirlo, pero mucho antes de que se instalara fui uno de los que pronosticó que la Asamblea (a la que me opuse y di mis razones) sería el “caramelito” con el que se mantendría ocupada a la gente por un año.

Lejos estaba de pensar que sería un gran trapo rojo que serviria para distraer la atención sobre la chapucera nacionalización de los hidrocarburos. Como la tal Asamblea no ha aprobado ni siquiera el primer artículo de la nueva Constitución en casi dos meses, ya los jerarcas masistas están hablando de un trabajo de cuando menos dos años y medio. Dios nos agarre confesados.





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