Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 19 de junio del 2005


PARTIDOS POLITICOS EN AGONIA

Por Hernán Maldonado

Los partidos políticos en Bolivia están en agonía. Y esto es malo para la democracia. Los grupos de presión, por muy organizados que estén ni la sociedad civil con todo su peso cuantitativo pueden reemplazarlos. Se probó hasta el fracaso en Perú, en Ecuador, ahora mismo en Venezuela.

Alberto Fujimori fue la respuesta al desbarajuste de los partidos políticos peruanos. Lo es actualmente Alejandro Toledo. Lucio Gutiérrez lo fue en el Ecuador. Ya sabemos dónde están Perú y Ecuador.

En Venezuela la partidocracia de 40 años de socialdemocratas y democristianos, fue enterrada con el advenimiento de Hugo Chávez, el aprovechado discípulo del argentino Norberto Cerezole y su tesis fascista de caudillo-pueblo-fuerzas armadas.

La corrupción en Bolivia minó a los partidos políticos tanto como su incapacidad para adecuarse a los tiempos, a su flojera intelectual para plantearse retos y formular soluciones.

Nuestra clase política creyó que se puede construir país mirándose el ombligo, ignorando el hambre, la miseria, la desocupación y la marginalidad de su entorno.

Por eso es que las Juntas de Vecinos, los Comités, manipulados por una docena de agitadores se han dado el lujo de tumbar a dos presidentes, voceando en las calles soluciones a problemas nacionales cuya fuente natural y primaria de discusión debe ser el Parlamento.

Uno de los grandes preceptos en nuestra legislación constitucional reza que el "pueblo delibera por medio de sus representantes", porque Bolivia, hasta que no haya un cambio, sigue nomás siendo una democracia representativa.

Pero de ésto no parecen tener consciencia los mal llamados "padres de la patria", convertidos en sus verdugos. ¿O alguien puede demostrar que en estos casi tres años de labor han producido algo positivo para el país?

Los partidos políticos están representados en el Parlamento y su fracaso es atribuible a ellos mismos. En la reciente crisis dejaron que el debate tomara las calles. Ninguno apareció ni mostró ganas de deliberar.

Ahora impúdicamente se aferran a sus curules, cuando el país espera sus renuncias a los efectos de que las próximas elecciones bolivianas sean de renovación total del Poder Ejecutivo y Legislativo.

En el colmo de la desvergüenza algunos piden "indemnización" por el tiempo que les falta para cumplir su periodo, como si fuera moco de pavo los 680.000 bolivianos que cada uno se ha embolsillado en estos últimos 34 meses de "labor".

La desproporción es tan brutal que para ponerla de relieve bastaria con decir que un maestro jubilado de primera categoría, sólo muerto igualaría ese salario global porque tendría que esperar casi 50 años.

Lo grave es que sin partidos no hay posibilidad de organización política a menos que resolvamos ser un Estado corporativista. La crisis de los partidos la estamos viendo en Venezuela. A punta de billetazos, producto de los altos precios del petróleo, sólo actúa un partido oficialista.

Al frente existe una sociedad civil que por muy poderosa que sea no funciona como un partido político. Por dentro esa sociedad rumia su amargura y resentimiento al culpar a sus políticos de la debacle actual.

Por supuesto que surgirán nuevos líderes, quizás otros partidos, pero esa es una tarea larga y que talvez de por medio tenga una dictadura militar. Ocurrió en Chile, lo estamos viendo en Brasil.

Pero volviendo a Bolivia, nuestros políticos necesitan golpearse el pecho. Es necesario que algunos de sus líderes se despojen de su condición de imprescindibles y sobre todo analicen el momento en que nos encontramos, busquen las causas y planteen soluciones. Es la condición básica para recuperar el apoyo popular.





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