Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 13 de abril del 2008


PAULOVICH, UN PROFETA EN SU TIERRA

Por Hernán Maldonado

Se había arremangado y ocultado la punta de su corbata dentro de su camisa y luchaba denodadamente para colocar la cinta en una vieja Underwood. Lejos de imaginar que alguna vez se convertiria en una leyenda del periodismo boliviano, me ofrecí para echarle una mano.

"Gracias tatay", me dijo Alfonso Prudencio Claure, limpiando sus dedos morados por la tinta de esas viejas máquinas de escribir por cuyo uso nos turnábamos en la redacción del flamante diario La Prensa, a menos de 25 metros del infame Control Político del coronel Claudio San Román.

El diario era un reto que asumió en 1957 un grupo de periodistas y políticos con más entusiasmo que facilidades técnicas al punto que don Julio Borelli, jefe de Deportes, solía comentar entre risueño y realista que si la rotativa en que imprimíamos lo viera Gutenberg "se arrepentiria de haber inventado la imprenta".

El gran problema era que el matutino estaba convirtiéndose en vespertino. Los canillitas se enfurecian porque el periódico salía a las 10 de la mañana. La cúpula decidió que la manera de vender más el periódico era publicar cosas que los otros diarios no publicaban. Empezando por el director, un señor Murillo, todos fueron a parar al Control Político.

Por unos días más el periódico salió a las calles y desapareció cuando periodistas y gráficos no pudimos conseguir que el administrador, Carmelo Miranda, nos pagara el último mes. Creo que La Prensa duró tres meses o menos.

Y entonces llegó 1958 y volví a toparme con Paulovich cuando Presencia pasó de semanario a diario en el último piso del edificio Frigo en la avenida Frías. Don Julio, Enrique Martínez Pereira y yo estábamos en la sección Deportes. Paulovich realmente empezó allí su brillante carrera de humorista. Creo no exagerar, pero había días en que Presencia se vendía por sus columnas porque entre chiste y chiste le decía las verdades al movimientismo, en una época en que había censura de prensa.

Quizás alentado por ese respaldo es que incursionó en la política y fue elegido diputado democristiano. Como el movimientismo prometia eternizarse en el poder, en su discurso de la proclamación de su candidatura, en la Plaza Venezuela, Paulovich desternilló de risa a la concurrencia cuando dijo: "El MNR dice que gobernará por 30 años, pero estoy seguro que gobernará 100, porque no hay mal que dure 100 años..."

Paulovich, al que Armando Soriano Badani, describió como un "impenitente explorador del alma popular" recibirá en mayo el Premio Libertad 2008 que otorga la Asociación Nacional de Prensa. La merecida distinción hace de Paulovich un profeta en su tierra. Un humorista irrepetible que la única vez que nos hizo llorar fue cuando usó su pluma para expresar su dolor por la muerte de un hijo.

Alguna vez traté de comparar a alguien con Paulovich y el único que se me ocurrió es Dave Barry cuyas columnas humorísticas aparecen en 500 diarios de Estados Unidos. Barry usa a veces media página y escribe cada ocho días. Paulovich lo hace a diario y tiene el don de la brevedad, algo singular en éste difícil género periodístico. Soriano Badani (Prólogo al Cholo Ilustrado, 1978), además, resumió que Paulovich "con su pluma risueña y persuasiva, que fiscaliza, censura o elogia con probidad, es una vocación creadora y orientadora de éste nuestro 'typical país'". Sin duda alguna.





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