Padre Alberto Cutié




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Domingo 10 de mayo del 2009


UNA TRAICION DOLOROSA

Por Hernán Maldonado

Fue un rosario diferente. No hubo reproches. A medida que se avanzaba en las cuentas, un río de lágrimas silenciosas inundaban los rostros invisibles. Sólo las voces quebradas de dolor eran su manifestación. Nadie que viva en Miami, y más allá, olvidará éste mayo del 2009.

El rosario que se reza diariamente por Radio Paz, con participación popular, tuvo estos días algo de velorio. Nadie denunció nada. Nadie juzgó, faltaba más. Todos los orantes parecian repetir en medio de su honda pena las palabras de Jesús: "...ahora vete y no vuelvas a pecar" (Mt 8, 11).

Han pasado ya varios días desde que una revista reveló los secretos amorios del padre Alberto Cutié desatando una furibunda polémica en los medios sobre si debe o no debe mantenerse el celibato sacerdotal.

Los admiradores de Cutié salieron a las calles para expresarle a viva voz su apoyo. Los medios, hasta los más serios, se olvidaron de la gripe porcina mundial. El traspie del popular cura es la noticia que acapara titulares, que inunda las pantallas de televisión.

Hasta pareciera que hay un deliberado intento por dañar la imagen de la Iglesia Católica. El arzobispo de Miami, John C. Favalora, habló con Cutié y le otorgó una clemente licencia para que reflexione.

Cómo es posible que el popular cura, que con su encendida palabra ayudó a expandir la fe en el sur de la Florida, haya incurrido en el despropósito de faltar a su promesa de mantenerse célibe. Muy pocos los entienden.

Cutié, párroco de la iglesia San Francisco de Sales en Miami Beach, director de la Voz Católica y de Radio Paz, autor de libros, conferencista, columnista de diarios, presentador de televisión en EWTN y por tanto, conocido como el pan en muchos países latinoamericanos, todavía no ha sido suspendido.

El apuesto cura pidió perdón a los fieles. Hasta ahí todo bien, pero el batallón de periodistas que lo persigue día y noche aparentemente ha inflado su ego. El pasado fin de semana ya no apareció tan humilde como el primer día. Ahora recuerda que Dios dijo: "No es bueno que el hombre esté solo, le voy a hacer alguien que sea una ayuda adecuada para él". (Gn 2,18) .

Peor todavía en una entrevista con Univisión Cutié, de 40 años, admitió estar enamorado de la mujer con la que salió fotografiado en una playa. "... Nunca dejé de ser hombre por ponerme una sotana y debajo de la sotana hay pantalones", dijo.

Esto ya ha sido demasiado para muchos católicos de Miami que recuerdan como hace años otro cura muy popular, Jaime de Aldeaseca, pidió la dispensa de sus votos sacerdotales para casarse y fundar un bonito hogar. ¿Por qué no hizo lo mismo Cutié?

La jerarquía de Miami quizás saque en conclusión que no es bueno permitir que uno de sus hombres se eleve a los espacios siderales de la popularidad. Otra vez se prueba que cuando más alto se vuela, más ruda es la caída.

Cutié insinúa que podría irse a iglesia episcopal o bautista, que permiten el matrimonio. Es libre de hacerlo, pero el daño que le ha hecho a la única iglesia que fundó Cristo es enorme. Por esto es la pena, las lágrimas, el sabor a traición. Ya lo dijo el buen Jesús: "...Pero a aquél que oye mis palabras y nos las obedece, no soy yo quien lo condena, porque yo no vine para condenar al mundo, sino para salvarlo" (Jn 12, 47). Amén.