Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 1 de febrero del 2009


LA LLAMADA QUE NO LLEGA

Por Hernán Maldonado

Los caricaturistas venezolanos están dándose un banquete dibujando al teniente coronel Hugo Chávez pegado a un teléfono que no suena. Barack Obama, apenas instalado en el cargo, ha llamado a los principales líderes mundiales. Ya le estrechó la mano al jefe de Estado mexicano Felipe Calderon y sonaron ya los teléfonos presidenciales en Brasilia y Bogotá.

El líder de la "gran revolución bolivariana, el adalid del ALBA, virtual procónsul de Bolivia, Nicaragua y Ecuador, y mandamás de Petrocaribe", ha sido ignorado olímpicamente, hasta ahora, y está furioso. Obama no ha sido aún víctima de su verbo hiriente, como su antecesor George W. Bush.

El petrodictador, ante el mensaje que pronunció Obama el día de su posesión respecto a aquellos que oprimen a sus pueblos, opinó con fingida resignación que le parecia que su régimen tendría que seguir luchando contra "el imperialismo, sea blanco o negro".

El que Obama haya hablado con Calderon significa la ratificación de una tradición de los entrantes mandatarios estadounidenses para con su vecino. La llamada a Alvaro Uribe se explica por el Plan Colombia que alienta Washington con una catarata de dólares destinados a apuntalar a una democracia amenazada severamente por la narcoguerrilla.

Pero antes que a Uribe, Obama llamó e invitó a la Casa Blanca a Inacio Lula da Silva, porque en EEUU, sea republicano o demócrata su gobierno, hay el convencimiento de que, como lo pronosticó alguna vez el presidente Ronald Reagan: "A donde vaya Brasil, irá el resto del continente".

Así que el petrodictador se ha quedado hasta ahora con las ganas. Al grito de: "La espada de Bolívar, camina por América Latina" trató de comprarse un liderazgo continental fungiendo de Papá Noel caribeño aprovechando los 850.000 millones de dólares de ingresos de su gobierno en la última década. Dolorosamente comprueba que las alianzas que construyó en esta década están desmoronándose paralelamente al de los precios petroleros.

Lula lo alaba sólo en tanto y cuanto le exporta anualmente 5.000 millones de dólares a cambio de 1.000 millones en importaciones. Cristina Kirchner le festeja sus malos chistes y le tolera sus desorejadas canciones, no sólo por negocios similares, sino porque Chávez era un compulsivo comprador de bonos argentinos. El ecuatoriano Rafael Correa toma distancia paulatina y discretamente y Daniel Ortega demostró ser un aliado incapaz. Sólo Evo Morales le repite las morisquetas antiestadounidenses.

El fundador del ALBA, ignorado por Washington, comprueba que Estados Unidos lo tiene en cuenta únicamente como abastecedor seguro de petróleo porque, claro, el "antimperialista" se suicidaria políticamente si no obtiene los jugosos ingresos que le permiten comprar votos en su país. El enemigo de la Alianza del Libre Comercio para las Américas, la inconclusa propuesta estadounidense, tiene 15.000 puestos de venta de gasolina en Estados Unidos.

Tan hipócrita es la posición de los chavistas y sus adláteres que, a pesar de que propugnan la liquidación del ALCA, acreditaron a sus embajadores a la reunión efectuada el 14-16 de enero en Washington, preparatoria de la Quinta Conferencia de las Américas a realizarse a mediados de abril en Puerto España, Trinidad-Tobago.

Allí debutará internacionalmente Obama y desde ya se puede apostar si, especialmente Chávez y Morales, asistirán a esa cumbre, así sea para sacarse una fotito con el hombre del momento o si el dueto caribeño-altiplánico insistirá en gritar: "¡ALCA... AL-CA...rajo! Amanecerá y veremos.





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