Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 7 de julio del 2002


LA VOCACION SUICIDA DE LA IZQUIERDA

Por Hernán Maldonado


La colosal votación alcanzada por el Movimiento al Socialismo (MAS) pone a Bolivia ante el fenómeno del resurgimiento de una izquierda casi olvidada y que, junto con la falta de un proyecto sólido sobre el país que se propone construir, sólo tiene por común denominador su prédica antiyanqui.

Electoralmente, jamás en Bolivia los partidos de izquierda han significado mucho, ni aún en los años de la UDP cuando hacían y deshacían en los sindicatos obrero-minero-campesinos.

Sin un trabajo político-ideológico de larga data, sin cuadros organizados territorialmente, sin siquiera un Comité Político Nacional y sin un sostén económico cuantioso, es muy difícil comprender - aunque puede explicarse -- cómo el MAS logra semejante votación.

Primero que nada hay que recordar que Morales ganó en el Chapare en 1997 con casi 60.000 votos, una cifra jamás alcanzada por diputado alguno. Su imagen creció en estos últimos cinco años, más que como diputado, como líder de los cocaleros. Partió de una buena base.

Además, ya desde el año pasado se perfilaba lo que quería el electorado cuando éste se abrazó prematuramente al ex juez Alberto Costa Obregón. Por esto ahora la votación del MAS hay que anotarla en la repulsa de un buen sector de la ciudadanía contra la corrupta clase política boliviana. A falta de un Hugo Chávez, el pueblo buscó a Evo Morales.

Dado que Manfred Reyes Villa y Jaime Paz Zamora fueron participes de los últimos gobiernos en el país, Morales aparecía como el auténtico candidato asistémico.

Y no solamente eso. Un buen sector emitió el voto protesta porque le sonó a descaro que el embajador de Estados Unidos nos dijera por quien no había que votar. Si el señor Manuel Rocha tuvo esa desfachatez, entonces el elector coligió que fue cierto que por sus instrucciones la cámara de diputados expulsó en enero a Morales.

Hasta los que no tienen nada que ver con la izquierda pero que sienten hervir el nacionalismo en sus pechos, se calentaron. Ya la antecesora de Rocha nos había dicho que los bolivianos no tenemos cojones y en estas elecciones estaba la oportunidad de mostrarle a los pro-cónsules nuestra bronca.

Pues bien, ya esta hecho. La izquierda entra al sistema en su mejor estilo, vociferante, amenazadora, intolerante, sin tomar conciencia de que no es una unidad ideológica, con un programa de gobierno sólido, sino una suma de voluntades donde convergen desde sacerdotes tercermundistas hasta marxistas que parecen no haberse enterado aún que ya no existe el Muro de Berlín.

Tampoco el MAS es un movimiento indígena homogéneo (El MIP de Felipe Quispe lo es más). Entre sus diputados por La Paz hay por lo menos un abogado "khara" que ayer nomás, refiriéndose a nuestros campesinos, vestidos de carabineros, los llamaba "indios de mierda", públicamente y por televisión.

Las primeras proclamas del MAS ("cerco al interior del sistema", prometen) nos recuerdan los primeros meses de los 70, cuando en nombre del antiyanquismo nuestros izquierdistas asaltaban el Centro Boliviano-Americano, ocupaban el IBEAS, cerraban moteles en nombre de una sospechosa moralidad, y amenazaban con expropiarlo todo.

Su principal ideólogo, el troskista Filemón Escobar, nos entregó la semana pasada un discurso típico de aquella época transplantada al presente.

El ahora senador Escobar prometió que el MAS abrogará el 21060, anulará la ley 1008, cancelará la capitalización de las empresas estatales, derogará la erradicacion de cocales excedentarios, dictaminará que los pequeños prestatarios no paguen lo que deben y que el Estado erogará 40 millones de dólares para pagar las indemnizaciones a los jubilados de la generación sandwich. Y todo eso sólo para comenzar.

Aunque Morales dijo sarcásticamente que el embajador Rocha había sido su magnífico "jefe de campana", y no parece faltarle razón, lo que Escobar le lanzó a mister Rocha no fue un ramillete de flores, sino el calificativo de "cabrón".

Pueda que Escobar esté tirando globos de ensayo, pero le está haciendo ya un daño enorme a la economía nacional por un afán político inmediatista sin tener en consideración que Bolivia no es una isla en el último rincón del mundo y que no estamos en los años 70.

La izquierda quizás como nunca antes tiene ahora la oportunidad de construir un proyecto propio en Bolivia en estos cinco años. Me pregunto si en su afán de quemar etapas lo echará a perder todo como lo hizo con el PIR en los años 40 o como el POR y el PC de los años 50, cuando virtualmente cogobernó con el MNR.

O será como la izquierda de los 70 cuando lo único que hizo fue encumbrar en el poder a la terrible dictadura de Hugo Bánzer Suarez, o como cuando hizo que naufragara en los 80 la UDP de Hernán Siles Zuazo, sin darse cuenta que se hundía en el mismo barco.





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