Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 17 de julio del 2005


UN HORIZONTE PREOCUPANTE

Por Hernán Maldonado

A poco más de cuatro meses de las elecciones presidenciales, el horizonte político del país está enrarecido. Por los dichos y hechos actuales, uno pareciera estar viviendo el clima electoral previo a la elección del general Hugo Bánzer Suárez.

Y si esta percepción es cierta, entonces lo que se nos viene encima es dispersión del voto para que el próximo presidente del país surja de los compromisos políticos postelectorales, los mismos que han probado su inutilidad en los últimos años.

Como se recordará Bánzer Suárez fue elegido en el parlamento por una nefasta "megacoalición" que a los fines prácticos fue una simple "pegacoalición", integrada desde los "izquierdistas" de Condepa, hasta los "comehostias" demócrata cristianos.

Y como si no hubieramos escarmentado con el desastre de ese gobierno que no supo ni siquiera dar la cara en la guerra del agua, los bolivianos repetimos la experiencia el 2002 con Gonzalo Sánchez de Lozada. Otra vez el cuoteo dio a luz un gobierno débil que no aguantó los temporales de febrero y octubre del 2003.

"Tuto" Quiroga, Evo Morales, René Joaquino, Samuel Doria Medina son ahora los candidatos más probables, pero no se descartan sorpresas ni nuevas alianzas.

En verdad, la proliferación de aspirantes debería ser signo de solidez del sistema democrático boliviano, pero no en las actuales circunstancias.

Como nunca antes el país necesita un gobierno sólido para llevar adelante políticas que marcarán el destino nacional por muchas décadas, por varias generaciones.

Bolivia no aguanta otro gobierno débil. La crisis energética mundial hace que los ojos de los vecinos cercanos nos tengan en la mira. Cuanto más demoremos en decidirnos qué hacer con nuestro gas, más serán las influencias foráneas para inducirnos a obrar en uno u otro sentido.

Por eso es imperioso que los candidatos le digan al país claramente su agenda política y en torno a ella, y no de personas, esbozarse las alianzas.

Quizás así podrán perfilarse dos grandes bloques, los que creen que debemos comercializar nuestro gas en las mejores condiciones internacionales que podamos encontrar o, si por el contrario, lo "nacionalizamos", como reclaman los sectores más radicales.

Por supuesto que hay variantes a introducir en esas dos grandes posiciones, pero lo que no podemos hacer es pensar que el gas debe quedarse bajo tierra. Eso gravitaria para agudizar las actuales contradicciones que huelen a gas y que están presentándose como agudas divergencias oriente-occidente, collas-cambas.

Inclusive mucho más de lo que el país que pueda "parir" en la Asamblea Constituyente del 2006, aquélla es la decisión más importante que tomará Bolivia. Sólo un gobierno vigoroso, de mayoria nacional, podrá dar el paso respecto al gas, en uno u otro sentido.

Además, un gobierno de esa solidez, sepultará por un buen tiempo esa alharaca de comités, juntas de vecinos y montoneras tan envalentonados por sus pequeños caudillos que se ufanan de haber tumbado ya dos gobiernos y que desde ahora se frotan las manos pensando en un tercero.





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