Domingo 21 de agosto del 2005
LA GASOLINA BARATA
Por
Hernán Maldonado
En Estados Unidos el precio de la gasolina está por las nubes. El gobierno del presidente George W. Bush ha resuelto dar un "alivio" a los consumidores reconociéndoles una rebaja en sus impuestos si optan por los "híbridos", esos vehículos que funcionan a electricidad y gasolina.
El problema es que los híbridos están aún lejos de popularizarse y, además, sus potencialidades son todavía limitadas. El grueso de los consumidores, seguirá dependiendo de la gasolina por mucho tiempo más. Esta semana en la mayor parte de Estados Unidos el galón osciló en los tres dólares.
En otras partes el alza de los combustibles significa manifestaciones, muertos, heridos y hasta el derrocamiento de un gobierno. Ese no es el caso en Estados Unidos, la meca del libre mercado.
Hay quienes piensan que los consumidores podrían, inclusive, pagar hasta cinco dólares el galón antes que el asunto asuma las características de tragedia. Claro, ante esta posibilidad los únicos que tiemblan son los políticos por el riesgo de no poder "conservar sus espacios".
El precio del petróleo avanza hacia ese tope pronosticado por el presidente Hugo Chávez de 100 dólares el barril. Aparentemente está tan convencido que así será, que no tiene empacho en dilapidar los enormes ingresos que recibe Venezuela.
En lo que va de su sexenio y piquito, su gobierno ha recibido casi 300.000 millones de dólares. Las perspectivas son "tan buenas" que acaba de corregirse y ya no apunta al retiro político el 2021, sino el 2030.
El chorro de dinero es tal que lo distribuye al voleo y no sólo internamente, sino en el exterior con la compra de bonos de deuda pública multimillonarios o el financiamiento de grupos, partidos y personajes afines a su pintoresca revolución bolivariana, que caracteriza como el "socialismo del Siglo XXI".
Acaba de desenterrar el Festival de la Juventud, al mejor estilo de las épocas de gloria de la extinta Unión Soviética, llevando a Caracas a miles de jovencitos de 135 países, con pasajes, alimentación y hospedaje pagados con los petrodólares.
Uno de esos personajes, no tan jovencito, que fue a ese festival, acaba de regresar a Bolivia convencido de que si sale electo en los comicios de diciembre, nacionalizará el petróleo para que los bolivianos disfrutemos de "gasolina barata", como en Venezuela, donde con sólo dos dólares uno puede llenar su tanque.
El candidato seguramente se ha contagiado de los sueños de algunos venezolanos que suelen "pensar en grande" ante la cercanía de elecciones presidenciales. Todavía me acuerdo de Luis Herrera Campins prometiéndole a los electores que construiria un puente entre Cumaná y la isla de Margarita.
O aquella más audaz todavía. Irene Saénz, la bella ex miss Universo, cuando decidió saltar de la alcaldia de Chacao a la candidatura presidencial en 1998, le prometió a los venezolanos que, si era elegida, "la vino tinto estará en el próximo campeonato mundial de fútbol".
A la misma postura demagógica obedece este ofrecimiento de la gasolina barata en Bolivia, como si nuestro país, que casi produce sólo para su consumo interno, pudiera compararse con la Venezuela saudita.
Pero esto no es nada todavía. En las semanas próximas vamos a ver más de estos "ofrecimientos" y no pocos se dejarán arrastrar por estos prestigitadores de la política.
¿Acaso no elegimos a Gonzalo Sánchez de Lozada en 1993 ilusionados con la oferta de 500.000 empleos al año? Y a Hugo Bánzer Suárez lo elegimos porque nos hizo creer que la vuelta al mar era sólo cuestión de hablar fuerte "en todos los foros internacionales".
Y no es cuento las multitudes que atraía el compadre Palenque en sus sueños de la "Bolivia endógena", cuyos teóricos más lúcidos eran los del Grupo Octubre, entre ellos Andrés Soliz Rada, que a la hora de las chiquitas, pese a sus posiciones antineoliberales, antimperialistas, y antifondomonetaristas, etc, no tuvieron empacho en aliarse a Bánzer en la nefasta "pegacoalición".
Estamos a menos de cuatro meses de las nuevas elecciones presidenciales. En los últimos tres años han pasado terribles cosas en el país, se ha derramado mucha sangre y estamos otra vez, como tantas veces en el pasado, en el punto cero. ¿Como electores seremos capaces esta vez de separar el trigo de la hojarasca?
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