En realidad esto es lo que he estado planteando. A mi juicio ya ha cumplido su cometido la generación que nos dio enormes satisfacciones hasta su participación en el Mundial USA94.

A raíz de mis recientes notas he recibido correspondencia de mis amigos en el espacio virtual para un debate edificante, que me ha dejado una impresión favorable en dos sentidos. Por una parte, la sección Deportes de Tierra Lejana, no es un esfuerzo inútil y, por otra, la altura del debate y los profundos conocimientos de mis interlocutores.

Entre los muchos con los que he intercambiado impresiones está Christian Inchauste (que se audescribe como boliviano de corazón, chucuta de nacimiento, camba y potosino por adopción y bolivarista de tradición), quien desde México me ha abrumado con su talento.

Christian me escribió: "Contrariamente a lo que usted piensa, no estoy de acuerdo en que estemos asistiendo al final de la generación del trío de oro (Platini, Diablo, Tapera). Estos jugadores tienen entre 26 y 28 años. ¡Caramba! usted considera a gente de mi edad como viejos..."

Insisto en que para el 2002 Bolivia no debe contar ya con la generación del 94. Hacerlo sería frustrar a esos nuevos jugadores que dieron la talla en Uruguay en el reciente sudamericano Sub17, a los de los equipos Sub20 y Sub23.

El mismo Christian destaca una charla suya con Roly Aguilera, el líder de la Academia Tahuichi, quien se le quejó que varios de sus jugadorcitos que se cansaron de ganar torneos internacionales, no recibieron el apoyo de los clubs bolivianos que los ignoraron en busca del éxito inmediato y que acabaron como "camioneros, lavacarros, o que sé yo".

De otro lado, mientras en otros campos un joven de 28 años recién empieza su vida profesional, en materia de fútbol actualmente un hombre de 30 años casi cierra su ciclo. Antiguamente era diferente (Sir Stanley Mathews jugó hasta sus 48 años) pero entonces se jugaba cada ocho días y muy rara vez a mediados de semana.

Ahora el desgaste es brutal con la hemorragia de torneos anuales. Por eso el jugador "envejece" prematuramente.

Cuando el argentino Héctor "Bambino" Viera se hizo cargo del equipo (noviembre) proclamó que armaría un nuevo plantel y tras cuatro meses de labor, deja de lado al material con el que estuvo trabajando y vuelve a apelar a los "viejos" para la desastrosa gira a Guatemala y EU. Eso es lo que le reclamo. No tolero el engaño.

Por lo que se ha visto, Veira insistirá en los "viejos" para ir a la Copa América en Paraguay y como están planteadas las cosas, que nadie se haga ilusiones.

Christian, de otro lado, sostiene que Bolivia tiene grandes valores jugando en exigentes ligas como la española, portuguesa, argentina, algo de lo que no puede enorgullecerse México. Esto, de cara a la formación de un seleccionado, tiene sus ventajas y desventajas.

El lado positivo es que esos jugadores aprenden otras técnicas, evolucionan con torneos de alto nivel y ante diversa clase de público. Lo negativo es que no siempre están disponibles para conformar con la suficiente anticipación el seleccionado nacional y acoplarse a un modelo de juego.

Esa la gran tragedia de Uruguay. Brillantes jugadores en el extranjero que poco brindan cuando se ponen la celeste. En menor porcentaje se está empezando a dar lo mismo con brasileños y argentinos. Para Francia 98, por ejemplo, Abel Balbo era un goleador imparable en la liga italiana, pero a nivel de la selección argentina un inútil que acabó autoproscribiéndose.

Los efectos negativos son peores en casos donde no hay mucho para escoger porque el que viene del extranjero se cree el hueco del buñuelo y su contribución es nula. Recuérdese el caso del mexicano Hugo Sánchez, el prodigio del Real Madrid, quien era otro "candil de la calle, oscuridad de la casa".

Hay que corregir muchos de nuestros enfoques sobre la preparacion del equipo. Lo ocurrido en Guatemala y Estados Unidos debe ser un campanazo de alerta. Según Veira todo estaba "dentro de lo previsto". No le acepto esta demagogia. Nuestro país necesita victorias, no explicaciones.