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Miércoles 14 de octubre de 1998


OTRA VEZ ES NOTICIA
EL EX 'MINISTRO LOQUITO'

Por Hernán Maldonado


Miami – Hace tres décadas fue noticia a nivel mundial. El nombre de Bolivia se fundió al suyo y así se quedó, para bien o para mal.

Un manto de perdón y olvido le cubrió en Bolivia, pero el hombre – alentado por la impunidad - siempre ha estado en busca de protagonismo.

En los periódicos bolivianos de este 13 de octubre, los titulares rezaban : Policía tiene cercado al ex ministro Antonio Arguedas Mendieta; Red de secuestradores era encabezado por ex ministro de Barrientos; Policía busca a Arguedas, etc.

El jefe de la Policía Técnica Judicial (PTJ), Carlos Sánchez, reveló las recientes andanzas de Arguedas y por la abundancia de datos, los nombres de los integrantes de la banda y las declaraciones de éstos, no hay muchas dudas de que se trata de un caso de delincuencia común.

Si se tratara de otra persona, sobre todo por la posición que ocupó, quizás habría que condolerse, pero es difícil en el caso Arguedas, aun apelando al más puro sentimiento cristiano.

A lo largo de mi carrera y en diferentes países del mundo, cuando mis interlocutores sabían de mi nacionalidad, inmediatamente se les ocurría preguntarme si yo sabía algo de la vida del "ministro Arguedas" o si recordaba cómo es que fue esa historia de las "manos del Ché".

Una vez en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, en Caracas, en una conversación informal con periodistas de varios países, un colega chileno, Rigoberto León Hinojosa, me preguntó a boca de jarro: "Ustedes tenían un ministro loquito, no?

En realidad no supe que contestarle y el hombre, como para justificar el adjetivo, se disparó con una hemorragia de recuerdos de la fuga de Arguedas a Chile y el periplo por medio mundo que terminó meses después en La Paz sin que hubiera ocurrido nada. O casi nada, porque un juez intentó juzgarlo y unos desconocidos lo balearon, nada de gravedad, en la calle Socabaya cuando era entrevistado por un periodista de la Vanguardia de España.

¿Cómo es que Arguedas puso a Bolivia en el mapa noticioso mundial?

Lo que se sabe es que el presidente, general René Barrientos Ortuño, a pesar de las objeciones de la embajada estadounidense que temía que el hombre era de inclinaciones izquierdistas (años antes había expresado su simpatía por Gamal Abdel Nasser), lo nombró su ministro del Interior.

Estuvo en el cargo durante toda la represión de la guerrilla comandada por Ernesto "Ché" Guevara. Sus agentes hicieron gemir a los izquierdistas, cuando todavía no se habían puesto de moda las organizaciones defensoras de los derechos humanos.

Loyola Guzmán, cuadro de confianza del Ché y actualmente dirigente de una organización de desaparecidos políticos, escapó a la tortura lanzándose por la ventana del cuarto piso del edificio del ministerio del Interior. Al hacerse público el hecho, escapó también a la muerte.

En coordinación con los agentes civiles de Arguedas, los militares ocuparon los centros mineros de Catavi, Huanuni, Llallagua y Siglo XX. Y nadie olvidará lo que ocurrio aquella "Noche de San Juan" de 1967.

Poco después, cuando el gobierno de Barrientos proclamaba su gran victoria sobre la guerrilla de Nancahuazú y algunos malos militares "hablaban con editoriales internacionales" sobre la eventual venta del Diario del Ché, el negocio se vino al suelo porque el diario Presencia, en una primicia sin precedentes, lo hizo público en La Paz.

Era una copia del famoso Diario, al que le faltaban unas hojas ex profesamente extraídas, que le habían entregado a Arguedas los agentes norteamericanos. Empezaba a desmoronarse el suelo bajo los pies del ministro, porque esa es la copia que Fidel Castro se ufanaba de tenerla en su poder.

Cuando las evidencias eran incontrastables, ya Arguedas se había asegurado de tener las cercenadas manos del Ché, las cuales más adelante también aparecieron en Cuba.

Barrientos, según las versiones de esa época, fue informado por los americanos de lo que ocurría. Coincidentemente Arguedas cumplía años y el agregado militar de la embajada estadounidense le habría enviado de regalo un revolver.

Los periodistas de entonces recuerdan que, más que un regalo, parecía un mensaje: "Sabemos de tus andanzas, lo único que te queda es pegarte un tiro". Arguedas nunca confirmó ni desmintió este hecho.

Lo que hizo Arguedas fue escapar por tierra rumbo a Chile dejando tras suyo un país boquiabierto y al borde de la guerra civil. Barrientos, en su peor hora, afrontaba la posibilidad de un golpe, pero acalló el ruido de sables con un acto de audacia, típico en él.

A pesar de ser de noche y que el aeropuerto de Cochabamba carecía de iluminación, viajó a esa ciudad para ponerse al frente de los miles de campesinos que le eran devotos.

Mientras tanto Arguedas, asaltado por la prensa internacional, en ese entonces y más después, nunca se mostró claro en lo que hizo o porqué lo hizo. Era visto con desconfianza. No cuajaba que un ministro del Interior de Bolivia, torturador de izquierdistas, apareciera de la noche a la mañana como héroe de éstos.

Años después viajó a Cuba, recibió reconocimientos, pero tampoco fue colocado en el sitial que quizás esperaba y del que gozan otros bolivianos, como Guido "Inti" Peredo, lugarteniente del Ché.

Ahora el ex "ministro loquito" vuelve a ser noticia, increiblemente a sus 71 años de edad, y cuando todo lo vinculado a su turbulento y poco feliz pasado estaba desapareciendo en la oscuridad del tiempo.