Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 17 de agosto del 2003


LOS DERECHOS HUMANOS INDEFENSOS

Por Hernán Maldonado

Ahora que la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos (APDH) decidió desembozarse para actuar políticamente en Bolivia, lo que cabe es preguntarse como el Chapulín Colorado: ¿Y ahora quién podrá defendernos?

Para nadie es un secreto que la APDH ha estado actuando en los últimos años como un apéndice de los grupos de la extrema izquierda. Por eso es que en los sangrientos choques del Chapare o en Sacaba, sus dirigentes sólo reclamaron por los cocaleros muertos, detenidos, apresados o torturados.

Nunca hubo condena alguna por los abusos de los cocaleros contra sus propios simpatizantes. No se levantó ninguna voz por los policías, no muertos en combate, sino asesinados a sangre fría, por los secuestrados o los que fueron lapidados en Sacaba. Para nuestra APDH los derechos humanos aparentemente son de un solo lado.

¿O es que alguien vio en los últimos años alguna condena de la APDH por los abusos a la sociedad civil derivados de los bloqueos de caminos?

¿Alguna vez la APDH condenó la inhumanidad de mantener a miles de pasajeros, hombres, mujeres, ancianos y niños durmiendo por días a la vera de los caminos bajo el sol del trópico o el frío altiplánico?

La APDH ¿dejó escuchar su voz contra los azotes a los campesinos de Omasuyos contrarios a las órdenes de Felipe Quispe? ¿Dónde estaba en los folklóricos latigazos a los choferes rompehuelgas de La Paz? ¿Le pareció bien que esas imágenes recorrieran el mundo haciéndonos aparecer como un país de salvajes?

¿Condenó el que un dirigente campesino haya sido paseado por las calles de La Paz vestido de polleras por oponerse a Evo Morales?

Esa es la APDH, tuerta o mediociega que ha estado "defendiendo" los derechos humanos en Bolivia.

Eso no fue siempre así. Cuando el presbitero Julio Tumiri era su líder, la APDH gozaba de enorme respeto. Durante la dictadura de Hugo Bánzer Suárez, cuando verdaderamente había que mostrar lo que se tiene bajo el cinturón, la APDB se la jugó entera y ganó. Y con ella todo el país.

Ahora la APDH se desenmascara al patrocinar un proyecto político que busca rivalizar, y supera en proposiciones osadas, al mismísimo "Estado Mayor del Pueblo", ese cogollo del Movimiento al Socialismo que pretende echar a andar un proyecto de país a partir de 40.000 familias cocaleras.

Para Bolivia el momento no puede ser el peor dado que nuestros políticos siguen empeñados en desnaturalizar la institución del "Defensor del Pueblo", para convertirla en un apéndice del oficialismo, como ocurre en Venezuela donde Germán Mundarain es más conocido como "El Defensor del Puesto".

Lo único positivo es que el señor Waldo Albarracin dejó que se le cayera la máscara. Ahora a los de a pie lo que nos toca es fundar una verdadera Asociación de Defensa de los Derechos Humanos, que no tenga que ver con la izquierda cocalera ni la derecha fascista o la "democracia" corrupta.

Convengamos de una vez que los derechos humanos están por encima de aspectos circunstanciales, de apetitos políticos, porque giran en torno al hombre y su derecho a ser tratado como tal, en Bolivia y en cualquier rincón del mundo.





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