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Martes 1 de septiembre de 1998


LA CRUZADA MARITIMA...

Por Hernán Maldonado


BOLIVIA VOLVERA AL PACIFICO SOLO CON SU PROPIO ESFUERZO

Miami – ¡Qué lástima que no me equivoqué!

Esta introducción vale en cuanto a un artículo que escribí a comienzos de este año, el 24 de marzo exactamente, sobre la aceptación de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para incluir en su agenda de su reunión del 3 de junio el tema de la mediterraneidad de Bolivia.

Dije entonces que no había que hacerse ilusiones y que yo no esperaba otra cosa que una catarata de discursos y bonitas promesas. Es decir más de lo mismo en una organización que no tiene cómo obligar a Chile a sentarse a la mesa de negociaciones, por más que en su resolución de 1979 haya dejado claramente expuesto que el asunto "perjudica al desarrollo de la integridad latinoamericana".

En 20 años de esa proclama claramente favorable a Bolivia no se hizo absolutamente nada, simplemente porque los gobiernos que se han sucedido en La Paz han mostrado una lenidad enorme. Ni siquiera han organizado un equipo de expertos en el tema capaz de diseñar una política matriz que conduzca al país de vuelta al mar.

El ejército de expertos para divulgar y ejecutar esa eventual política, tampoco ha sido preparado. Lo que existe es una tropa improvisada, como lo demostró recientemente un trabajo investigativo del diario La Razón, de La Paz, según el cual el 70 por ciento de nuestros "embajadores" actuales son sólo amigos, conmilitones o parientes de los políticos gobernantes.

En el cuatrienio del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, el asunto casi pasó desapercibido y no porque el mandatario estuviera al 100 por ciento ocupado con las reformas económicas del país, sino porque no hay una política única sobre el tema, una manera de pensar y actuar cualquiera sea el gobierno de turno.

El actual régimen, cuando asumió, empezó a levantar la voz Pro Reivindicación Marítima para deleite de los patrioteros, sin ningún cimiento sólido.

Durante el primer gobierno del presidente Hugo Bánzer Suárez se pudo sentar a los chilenos en la mesa de negociaciones, pero las circunstancias eran distintas. Recuérdese que el Chile del general Augusto Pinochet estaba poco menos que aislado por el mundo que le reclamaba la vigencia de los derechos humanos y, además, estaba latente el peligro de una guerra con Argentina por la cuestión del Canal del Beagle.

Pero el "Abrazo de Charaña" quedó en sólo eso, un abrazo, porque cuando se trató de profundizar en lo de la franja territorial con o sin compensación, surgió el gran escollo. El problema mayor es que se estaba hablando de territorios que pertenecieron a Perú y según el infame Tratado de 1904, cualquier acuerdo sobre el particular debe ser tripartito.

Cuando en agosto de 1997 el actual gobierno rescató el centenario reclamo, lo hizo de una manera que recordaba al demagógico grito de Daniel Salamanca de "pisar fuerte en el Chaco", sin tener a la mano, lamentablemente, la política matriz que tantas voces y desde hace tantos años se reclama a nuestros gobernantes.

Los ásperos llamados a Chile a sentarse a la mesa de negociaciones fueron recibidos con sorna o con un silencio desdeñoso por La Moneda.

En eso, y como un triunfo diplomático, se produjo la introducción del tema en la agenda a debatir por la Asamblea de Cancilleres de la OEA del 3 de junio en Caracas. Discursos y más discursos.

Previamente, y de acuerdo a una conducta "olvidada por el anterior gobierno", nuestro presidente se ha obligado a citar el asunto de la mediterraneidad en cuanta reunión internacional asista. A este paso podemos completar otros 100 años de enclaustramiento.

Desde la Cumbre Iberoamericana de Santiago se han bajado los decibeles de ese "pisar fuerte". La realidad es simplemente superior a la fantasía. Al mar no se volverá con discursitos breves, buenos, grandielocuentes, o excelentes. De lo que se trata es de empezar un trabajo serio, como el que condujo a la resolución de la OEA en 1979.

Verdaderamente, me hubiera gustado equivocarme cuando en marzo dije que de la reunión de la OEA lo único que debíamos esperar era retórica insulsa.

Casi seis meses después, todo lo que escribí entonces acaba de ser corroborado por columnistas de la talla de don Ramiro Velasco Romero, en el diario La Razón y este pasado fin de semana en un extenso trabajo investigativo del diario Los Tiempos de Cochabamba.

Precisamente, sobre lo que paso en Caracas, este último diario cita a un funcionario de la OEA diciendo: "Bolivia informa, Chile responde, los otros Estados toman nota, escuchan y eso queda así seguramente hasta la próxima asamblea en Guatemala, donde sucederá lo mismo. No hay ninguna consecuencia de que el tema pueda ir a alguna comisión o algo así".

Menos de un centenar de palabras como para sepultar a cierta prensa patriotera y a los gimnastas de la oratoria.