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Miércoles 29 de abril de 1998


DESPUES NO DIGA QUE NO
SE LO DIJERON, GENERAL BANZER

Por Hernán Maldonado
Especial para la Agencia de Noticias Fides


Miami - En todos los órdenes de la vida a veces se presentan cosas que hay que hacerlas en el momento oportuno. Ni un minuto más, ni un minuto menos. El "timing" le llaman los angloparlantes.

En Bolivia este es el "timing" perfecto para empezar el empeño del gobierno de cumplir su programa de sacar a Bolivia del circuito coca-cocaína en los próximos cinco años.

Los productores de coca excedentaria en el Chapare están en desbandada y no debería permitírseles un reagrupamiento.

Los factores que tiene a su favor el gobierno del general Bánzer son de enorme importancia. En el plano internacional, Estados Unidos acaba de darle su bendición a esa lucha en la Cumbre de Santiago tras la sorpresiva entrevista entre Clinton y Bánzer, un verdadero éxito de los diplomáticos bolivianos en Washington.

Eso significa la consolidación del apoyo económico que ha estado recibiendo el país en los últimos 10 años y que en 1998 alcanza a 48 millones de dólares. El otro apoyo, el logístico, no demorará en llegar. Volverán los helicópteros que la DEA sacó del país inmediatamente de asumir el nuevo gobierno con sus sospechosos aliados "narco-vinculados".

Otros organismos internacionales, como Naciones Unidas, acaban de darle también su apoyo al gobierno boliviano en la lucha antinarcóticos y similar respaldo le otorgan moral y materialmente los aliados europeos.

En el plano interno, el jefe del MIR, Jaime Paz Zamora a quien Estados Unidos le quitó la visa de entrada y cuyo segundo hombre al mando, Oscar Eid está encarcelado por sus narcovínculos, respaldó la política de mano dura de Bánzer en el Chapare.

Lo más importante, el líder de la oposición y ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, por encima de cualquier interés partidario o personal, ha dicho que apoya al gobierno en su plan de cero coca-cocaína.

Entonces es todo el país, con el sólido respaldo internacional, el que se mete de cabeza en una campaña que debía llamarse "Dignidad Nacional".

El gobierno, que ha enviado casi 5,000 soldados al Chapare en una virtual militarización, hace mal en negar que se haya dado esta figura, como también en ordenar a las tropas que erradiquen "sólo" la coca nueva.

Este es el momento para Bánzer y su "megacoalición" con sus poderosos dos tercios en el Parlamento, más los votos de la oposición, aprueben una ley declarando completamente ilegal la producción de coca en el Chapare, dado el caso que está probado que la hoja producida en los Yungas de La Paz basta y sobra para lo que se denomina consumo tradicional.

Debe oficializarse la declaratoria de zona militar de todo el Chapare, sin que esto quiera decir que se impida la labor de la prensa y de las comisiones de derechos humanos para evitar cualquier abuso.

Asimismo, Bánzer - para ser consecuente con lo que dice y hace -debe destituir a su ministro de Defensa, Fernando Kieffer, porque éste no tiene autoridad moral para reprimir a los narcoproductores, dado que ayer nomás, como opositor, encabezaba las marchas de los cocaleros en las calles de La Paz.

Desaprovechar el "timing" podría costarle caro a Bánzer y al país. Los que están detrás de los cocaleros no son inocentes escolares. Están en juego millones de dólares y por eso no hay que tomar a la ligera las sutiles amenazas del diputado cocalero Evo Morales quien dice que los productores "tendrán que armarse para defender sus cultivos".

Esta amenaza contra el país hay que acabarla ahora ¡y ya!