Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 19 de enero del 2003


LA DIPLOMACIA BRASILEÑA Y CHAVEZ

Por Hernán Maldonado


El presidente Hugo Chávez visitó fugazmente este fin de semana Brasilia para entrevistarse con su colega Inacio Lula da Silva, en un esfuerzo por salvar una semana en la que el comandante venezolano sufrió sus peores derrotas en el terreno diplomático.

La versión oficial sostiene que Chavez fue a Brasil para "afinar" aspectos relacionados con el Grupo de Amigos que supuestamente ayudará al secretario general de la OEA, César Gaviria, a hallar una solución a la grave crisis venezolana.

En realidad Chávez fue a pedirle explicaciones a Lula por el súbito cambio de actitud en la política exterior brasileña que lo ha dejado malparado y de muy mal humor.

Hasta hace una semana Chávez aspiraba que el Grupo de Amigos estuviera integrado por gobiernos que le tienen simpatía, por el propio Brasil, Rusia, Argelia, Francia, China, Ecuador, Cuba y algunos países de Centroamérica y el Caribe cuyas economías dependen del suministro petrolero venezolano.

Al llegar a Quito el miércoles para la posesión del presidente Lucio Gutiérrez, cuando le preguntaron si Estados Unidos estaría en el grupo, Chávez respondió rápidamente: "Yo no veo aquí a (George W.) Bush. Esta es una reunión de presidentes y ellos serán los que elijan a los países miembros".

Cuando se divulgó que el Grupo de Amigos lo integran Brasil, Chile, Estados Unidos, México, España y Portugal, el comandante-presidente entró en una crisis de nervios que le duró horas. Brasil había propuesto a los estadounidenses.

En una rueda de prensa en las Naciones Unidas, al día siguiente, Chávez dijo que Gaviria estaba desde hace dos meses en Venezuela "a título personal", en una ofensa que no pasó desapercibida por el ex presidente colombiano, quien declaró molesto que la razón de su presencia en Caracas era una hecho "claro y bien conocido por todos".

Desde Washington, rapidamente el Consejo Permanente de la OEA reiteró su total respaldo a la gestión de Gaviria, que hace de facilitador de un eventual acuerdo para lograr una salida a la crisis por medios pacíficos constitucionales, democráticos y electorales.

Chávez, en un mensaje a la Asamblea Nacional el viernes, todavía dejó entrever su contrariedad al sostener que Venezuela no aceptará el "tutelaje de nadie" y en velada crítica a Estados Unidos, que apoya una salida electoral, dijo que los miembros del grupo deben reconocer previamente el carácter legítimo de su gobierno.

Lula, al revelar la composición del grupo, había dicho que propuso que lo integrara Estados Unidos porque le gusta que en la discusión de un tema importante "esté la gente que piensa diferente". Chávez se sintió traicionado.

Más contrariado estuvo el sábado cuando no consiguió que Lula accediera a sus reclamos de ampliar cuantitativamente el grupo.

Y es que Chávez se entusiasmó con Lula muchísimo. Poco antes de asumir Lula envió a Caracas a su asesor en asuntos internacionales, Marco Aurelio García, quien le dio un espaldarazo fenomenal y enfureció con su desdén a la oposicion con cuyos miembros ni siquiera quiso reunirse.

Pero una vez que asumió Lula, Itamarati supuestamente ha vuelto a poner las cosas en su lugar siguiendo una tradición que ha hecho de la cancillería brasileña una de las más respetadas del mundo.

Lula puede tener sus ideas y sus simpatías, pero la política exterior brasileña la maneja Itamaratí en los moldes que le trazó y la hizo famosa el Barón de Río Branco.

Por eso es que Lula cambió en Quito y ahora mismo García maneja un lenguaje que no es el revolucionario e internacionalista que expresó en diciembre en Caracas.

Bush, mientras tanto, le sigue enviando señales de antipatía a Chávez. A Quito envió a Otto Reich, némesis del comandante-presidente, y públicamente invitó a Gutiérrez a visitarle en la Casa Blanca en febrero.

Chávez sigue "des-visado" pese a haber cambiado ya tres embajadores que no han podido conseguirle una cita con el inquilino de la casona de la Avenida Pensilvania.





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