Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Martes 28 de diciembre del 2003


HACIA UNA NUEVA BOLIVIA

Por Hernán Maldonado

En los albores del 2004 uno mira el pasado reciente en el país y a pesar de los negros nubarrones en el horizonte, hay margen para el optimismo al repasar que lo que dijimos un grupo de compatriotas en marzo del 2003 no fue una brizna de paja lanzada al viento.

Ese manifiesto (que puede verse en pachamatria.com) fue firmado por medio centenar de profesionales bolivianos viviendo en el exterior y en el país. Era a propósito de los luctuosos hechos de febrero cuando decíamos que lo ocurrido no era sino "un barril de pólvora... que no ha reventado en su integridad".

"El peligro esta latente a la espera de una nueva mecha", asegurábamos y la matanza de octubre y el defenestramiento de Gonzalo Sánchez de Lozada, nos dieron la razón.

Se lo dijimos en la primera página: "La lentitud para resolver problemas, la casi paralisis en la toma de decisiones, el torpe manejo dela información gubernamental, la soberbia para imponer medidas, (y) el lastre que significa ver en el gobierno a aliados que en el fondo no son sino testaferros partidarios antes que servidores públicos..."

Así le fue a "Goni" que, además, debe vivir hoy la tortura de escuchar a sus más cercanos aliados en actitud pilatuna, con cara de yo no fui.

En octubre pareciera que nos dimos cuenta por fin, muertos de por medio, que "el Estado que hemos conocido en las dos últimas décadas no funciona. Los partidos políticos tampoco. La falta de programas de gobierno ha llevado a nuestros gobernantes a las improvisaciones... El país se ha estancado y la desesperanza agobia a millones de compatriotas".

El gobierno de Carlos D. Mesa, haya o no leído nuestro manifiesto de marzo, ha coincidido en varios de los planteamientos formulados como en la de reducir al mínimo esencial el número de embajadores, respetar la inmovilidad del funcionario público, y la prometida reformulación del Estado en sus relaciones con las empresas petroleras y las compañías capitalizadas.

Pedíamos "actualizar la campaña internacional para presionar conjuntamente a Chile y al Perú, ambos responsables de nuestro enclaustramiento, a solucionar la demanda marítima boliviana". Y a partir del apoyo de destacados miembros de la política internacional, ahora mismo el gobierno convoca a 15 ex cancilleres para diseñar un política en tal sentido.

No tuvimos ninguna duda cuando pedimos "subir los impuestos y regalías a las petroleras modificando la ley de hidrocarburos", algo que la nueva administración contempla poner en marcha, claro, si el bucrocrático parlamento piensa más en el país que en sus partidos.

La eventual creación de una nueva capital del país también la planteamos, pero no en los términos que "comiteistas" tarijeños lo hacen en la actualidad. Nuestra propuesta, a implementarse hasta el 2025, es para crear un "Distrito Boliviano Capitalino (DBC) en la zona amazónica sin límites definidos entre el Beni y Cochabamba".

Realmente ignoro qué opinión, casi un año después, tendrán los 43 compatriotas restantes que firmaron el manifiesto, pero yo todavía me aferro a él, aunque objeté algunos de sus puntos, como cuando se planteó la eliminación del "deficitario bonosol". Admito, sin embargo, que aparentemente razón no les faltaba porque incluso Mesa, su ardiente defensor, comprueba que no hay de dónde sacar el dinero para el pago.

Obviamente el manifiesto no es la perfección, pero era como un faro en esos días de marzo cuando febrero nos hizo atisbar que habría un octubre. Hoy tras esos ríos de sangre y lágrimas y a unas horas de embarcarnos en el 2004, creo que ese documento sigue siendo un punto de referencia válido para los que pensamos en que sí es posible construir una nueva Bolivia.





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