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Miércoles 10 de junio de 1998


UN HERMOSO DISCURSO EN NACIONES UNIDAS...

Por Hernán Maldonado
Especial para la Agencia de Noticias Fides


Miami – El presidente Hugo Bánzer Suarez expuso este lunes ante las Naciones Unidas el plan para sacar a Bolivia del circuito coca-cocaína con un discurso de palabra medida digno de elogio.

Los delegados de unos 180 países, ninguno de los cuales podría ufanarse de estar a salvo de este flagelo, lo escucharon con atención y parecía tener lógica su propuesta de crear un organismo multilateral para supervisar la lucha mundial contra el narcotráfico.

Bánzer planteó tácitamente la eliminación de la certificación unilateral que realiza anualmente Estados Unidos, que tan bajos divididendos en el terreno político le reporta, como lo acaba de demostrar la elección presidencial colombiana. (¿No era Horacio Serpa el paladín de la defensa de Ernesto Samper de las acusaciones que se le hizo de haber recibido dineros del narcotráfico?).

Y como la lucha va a ser larga y difícil, Bánzer fue al grano al puntualizar a la magna asamblea que Bolivia necesita 952 millones de dólares para encarar la "guerra al narcotráfico".

"Cuando entregue la banda presidencial, en agosto del año 2002, como el mandatario que condujo a su país en la transición de un mileno al siguiente, entregaré también un país sin el estigma de la droga", dijo Bánzer.

Está por verse como reacciona la comunidad internacional al pedido que, implícito, lleva también otra verdad. Si Bolivia no consigue esa colosal cifra, de la cual sólo un 15 por ciento está dispuesta a aportar, la "guerra" no habrá sido ni siquiera una escaramuza.

Cuando Bánzer asumio el poder prometió sacar al país del circuito coca-cocaína en un plazo de cinco años. En buena cuenta, en sólo palabrería ha perdido ya un año. Lo que dijo en Naciones Unidas, lo dijo también en la Cumbre de Santiago de Chile en abril pasado.

Fue en ese momento en que estaban dadas las condiciones internas y externas para iniciar la "guerra" con posibilidades de éxito. Bánzer, fuera de agenda, fue recibido por el presidente Bill Clinton, quien le prometió apoyo en su política antinarcóticos.

En Bolivia Jaime Paz Zamora le dio el espaldarazo cuando Bánzer metió 5,000 soldados en el Chapare y otro tanto hizo el líder de la oposición, Gonzalo Sánchez de Lozada. Se produjeron nueve muertes, es cierto y lamentable, pero los narco-cocaleros estaban virtualmente en desbandada.

Para darle fuerza moral a las operaciones de las fuerzas armadas en esa zona, debió destituirse al ministro de Defensa, Fernando Kieffer, quien como opositor hace un par de años nomás, encabezaba las marchas de los cocaleros sólo (ahora se sabe) para incomodar al gobierno de turno.

En el parlamento, el gobierno debió gestionar el desafuero del diputado cocalero Evo Morales por incitar a la resistencia armada y al mismo tiempo aprobar una ley que establezca que toda la coca del Chapare es ilegal.

No se hizo nada. Los narco-cocaleros tuvieron tiempo para reagruparse y armarse y ahí estan los dos policías muertos en emboscadas el pasado fin de semana.

Como se ha perdido el tiempo, no faltan los politicos vivos que tratan de sacar provecho de la situación, como Juan del Granado, que este mismo lunes culpa al gobierno de la violencia en el Chapare.

El ministro del Interior anuncia la entrega de armas a los policías, que hasta ahora solo tenían gases lacrimógenos. O sea que los primeros combates de la "guerra" van a empezar sin que haya llegado aún al país el chorro de dólares pedido a la comunidad internacional.

¡Suerte general Bánzer!