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Domingo 4 de enero del 2015


2015: ¿UN AÑO DE CAMBIOS?

Por Hernán Maldonado

¿Un año de cambios? Empieza el 2015 al que recibimos con optimismo, aun con el convencimiento de que las más de las veces lo que esperamos no se realiza y más mal hay muchos más motivos para decepcionarse en el camino de la permanente búsqueda de la felicidad individual y colectiva.

Cuando empezó el 2014 creíamos que muerto el petrodictador Hugo Chávez, Venezuela retomaría la senda democrática. Nos equivocamos. Su sucesor, Nicolás Maduro, masacró a 43 estudiantes, hirió a un millar y 5.000 fueron detenidos para aferrarse al poder.

La oposición venezolana saltó al menos en tres grandes pedazos y aunque al terminar el año la popularidad del corpulento dictador apenas llega al 22%, lo único previsible es que se mantendrá en el cargo así sea sentándose sobre las bayonetas de sus genízaros.

¡Claro! A menos que el pueblo que libertó a cinco naciones despierte de su letargo y acuciado por el hambre decida que la petrodictadura debe terminar y se libere a sí mismo por segunda vez. No será fácil ni pacífico. Se sembró mucho odio durante 16 años.

Bolivia, la Hija Predilecta del Libertador Simón Bolívar, pasando por alto ilegalidades constitucionales, decidió re-reelegir a Evo Morales porque al final de cuentas pensó con el estómago. El país, producto del gran aumento de los precios de las materias primas de exportación, vive de una bonanza como jamás conoció.

Bolivia, comparada con Venezuela, parece Estados Unidos. Nadie hace colas por artículos de primera necesidad, los mercados están abastecidos. Hay medicinas y repuestos y el bienestar parece tal, que Morales más se la pasa jugando al fútbol o de viaje que en el Palacio Quemado.

Obvio que ahora otra cosa será en la "época de las vacas flacas", porque esos precios han bajado hasta en un 50% y el propio Morales está anunciando que llega el momento de apretarse el cinturón. Esta "música" la conocen los bolivianos desde siempre. Ahora el régimen populista, antiimperialista, anticolonialista sabrá lo que es canela, en el argot popular.

El chavismo la tiene más difícil. Con el barril de petróleo a un promedio de $100 financió y exportó la revolución bolivariana. El crudo bajó en casi un 60% y ahora hay dudas de que pueda pagar los sueldos de los empleados públicos. El país está en recesión, admitió Maduro, lo que equivale a que está quebrado.

Para sobrevivir la dictadura ya se endeudó en $55.000 millones a China y ahora gestiona un empréstito por otros $20.000. Lejanos están los tiempos en que despotricaba contra los organismos internacionales como el Banco Mundial o el FMI. Lo que está por saberse es qué es lo que da u ofrece Venezuela como garantía.

El populismo en Venezuela está ya mostrando su cara más fea. El país virtualmente está en ruinas. Sin embargo hay todavía quienes creen en la demagogia rampante y la promueven con enloquecido entusiasmo. Este 2015 lo vamos a ver en España y Grecia. ¡Dios nos coja confesados!

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